viernes

He visto "Chicago"

Estuve el otro día viendo en el teatro "Chicago"
Todavía no sé si me gustó. No soy un asiduo a los musicales . Creo recordar que en los últimos tiempos he visto el de "Mecano" que no me acuerdo como se llamaba y el de los 40 Principales.

Lo primero, destacar que el teatro está perfecto, cabes en las butacas y no parece que tengas un romance con el tío de la butaca de al lado. Además, te puedes llevar la piernas enteras y te caben sin hacer dobleces contranatura.

Me gustó el sonido, el poder entender las letras, pues los actores-cantantes vocalizaban perfectamente.

Me encantó el baile, las coreografías y la orquesta en directo.
Sin embargo, las músicas, pensadas para acompañar el texto que cantan, pierde protagonismo y al ser, al menos para mi, desconocida (por contra de las otras dos obras que te sabes las canciones de memoria) me desconcertó un tanto.

Dura bastante. La primera parte, antes del descanso, se me hizo algo largo y un poco tediosa. Sin embargo, la segunda parte se me pasó en un suspiro y me gustó bastante más. En resumen, contento de haber ido, pero no repetiría.

miércoles

Discusión entre niños

Dos niños, uno de cinco años y el otro un poco mayor, discuten verbalmente, por supuesto por algo relacionado con el fútbol.
Entre los insultos, de repente el de cinco años le suelta al otro:

- "Vegetariano"

¿Vegetariano? . Después, preguntado el niño explicaba que el otro niño era mucho más mayor, y que por eso se lo había llamado.

-¡Ah!. Tú lo que querías decir era "vejestorio"...

Gamberradas (I)

Hoy me considero una persona normal y corriente. Bastante respetuosa con la ley y las normas, educada y culta.

Toma ya.

Sin embargo, echando un vistazo a mi adolescencia, creo que las cosas no eran igual. En aquella época no existía lo prohibido o permitido, sino que las cosas se clasificaban en divertidas o no.

Durante 9 meses al año era un estudiante mediocre tirando a bueno, formal, que jamás mereció un castigo por su comportamiento. Pero al fin llegaban las vacaciones de verano, lo que significaba trasladarnos a un pueblo de la sierra de Madrid. Y la libertad.

La sensación de seguridad era muy superior a la actual, no sé si real o por el control al que estaban sometidos los medios de comunicación, pero esa sensación permitía que tus padres te dejaran salir de casa nada más desayunar, perderte justo hasta la hora de la comida, salir de nuevo hasta la cena e incluso después, un rato más en la calle, con tus amigos, con la panda.

Mi “pandilla” estaba compuesta de 22 tíos, con edades comprendidas entre los 9 y los 14 años. Y ni una sola chica. La casualidad quiso que entre todos los veraneantes de aquella colonia, no hubiera ni una sola chica, algo que creo que marcó mi desarrollo pues si en invierno estaba en un colegio de curas, unisex, todo tíos, resulta que en verano pasaba lo mismo.

Y 22 tíos aburridos en el calor del verano, pensando qué hacer para divertirse, paren algunas ideas que, cuando menos podemos calificar de disparatadas.
Quizá comparado con lo que hoy en día se oye en los medios de comunicación, parecen tonterías: no matamos, ni violamos ni nada por el estilo, por supuesto.

Pero, por ejemplo, si forzamos la entrada en el chalet de un famoso actor y director de teatro, que era vecino de la zona, y aprovechando sus ausencias, nos colábamos en la casa. No rompíamos nada. Solo disfrutábamos de los sillones de cuero, el estero de lujo, no bebíamos el bar, nos tomábamos todas las delicatessen que encontrábamos, y disfrutábamos de algo desconocido en las demás casas: el aire acondicionado. Aquel chalet, que era raramente utilizado por su dueño se transformó en nuestro “club social de lujo”. Hasta que una noche, en plena juerga, oímos acercarse un coche. Saltamos como locos por la ventana, y, en plan película, los faros del coche que entraba recorrían la vaya a escasos centímetros por debajo de los pies del último que la estaba saltando.
Después de aquello, instalaron una alarma y nos jodieron la diversión, con lo que en venganza, tiramos todos los tiestos y plantas del jardín a la espléndida piscina que acabó convertida en un barrizal, y rompimos todo el mobiliario de exterior que quedó a nuestro alcance.

Cuando vimos a la guardia civil visitar la casa, se acabaron todas las bromas y tonterías con ese chalet. Éramos salvajes pero no tontos y con la guardia civil no se jugaba…

No iba por buen camino, la verdad, pero era divertido…

martes

Justo la mitad

Desde que he tomado la decisión de volver estoy estrujándome las meninges para escribir algo inteligente, ingenioso, divertido... algo fuera de mi estilo, vamos.
Es evidente que no se me ocurre nada. Ni siquiera tedioso y aburrido. Vamos que mi supuesta creatividad, si alguna vez existió, está bajo mínimos.
Ayer fue el séptimo aniversario de mi segunda boda. Sí, cierto, soy el vivo ejemplo del refrán ese del hombre y tropezar dos veces en la misma piedra, etc.
Con mi primera pareja estuve 11 años casado. Con mi actual pareja, casí catorce de convivencia, la mitad de ellos casado. Haciendo cuentas, he vivido con pareja exactamente el 50% de mi vida.
No soy capaz de hacer un juicio de valor, ni de recomendar o no recomendar este estado. Hasta que una cosa no acaba no creo que se pueda valorar correctamente.
Pero en fin... si yo llego a saber esto, si llego a tener esta experiencia con 25 años, creo que mi vida sería muy diferente hoy en día, je je je.
Y seguro que me gano un capón si esto lo lee quien yo me sé.

viernes

Libro y Rosa

No es una costumbre de mi zona. Pero estoy absolutamente a favor de importar todas las costumbres y prácticas amables, inteligentes, bonitas... Y no solo de los U.S.A. por supuesto.


Así que esperando un libro de parte de alguien, regalo esta rosa a todas aquellas mujeres que la deseen recibir.



Con un fuerte beso.