domingo

¿Qué música te gustaría que sonara en tu funeral?

Mucha gente, antes de morir, tiene un especial interés en que en su funeral suene cierta canción que durante su vida significó algo especial o que, simplemente, le gustó mucho. A veces esto se suele hacer para que después,  esa canción que ha sonado durante el funeral nos traiga recuerdos de la persona que ya no se encuentra entre nosotros.

Podríamos pensar que los compositores clásicos, liderados por Mozart, encabezarían las listas musicales de los entierros pero no, no todo el mundo prefiere ser enterrado a ritmo del “Réquiem” , “La Marcha Fúnebre”, de Chopin y “Air”, de Bach. que sería la música clásica más utilizada para los funerales. En cualquier caso, la más popular dentro de este estilo es "Nimrod", de Edward Elgar.

La principal cooperativa de funerales británica, Co-operative Funeralcare, ha divulgado un ranking con los temas musicales que suelen protagonizar los sepelios en Reino Unido, a la vez que ha constatado un cambio en los gustos de los consumidores (?). En esos nuevos gustos de sus clientes destaca la desaparición paulatina de la música clásica y el avance del pop. De esta manera, mientras en 2005 los himnos y las piezas de música clásica suponían el 41% de los encargos, ahora solo alcanzan el 4%.

El estudio también señala que una cuarta parte de las casas funerarias han rehusado en algún momento que suene alguna pieza musical durante un acto funerario, alegando razones de buen gusto. Generalmente los temas rechazados contenían algún verso anticlerical, como el "Imagine" de John Lennon, que invita al oyente, en un momento, a imaginarse un mundo sin cielo ni paraíso (Imagine there's no Heaven).

"My way" de Paul Anka, interpretada por Frank Sinatra, sigue siendo la favorita de los funerales (suena en el 15% de velatorios), aunque el dato más destacable es que "Someone like you" de Adele se ha colado en el puesto número 22. Y ¿cuál la lista de los 40 Principales en los funerales? Bueno, aquí tienes las 20 canciones favoritas para este menester:

1. Frank Sinatra – ‘My Way’
2. Sarah Brightman/Andrea Bocelli – ‘Time To Say Goodbye’
3. Bette Midler – ‘Wind Beneath My Wings’
4. Eva Cassidy – ‘Over the Rainbow’
5. Robbie Williams – ‘Angels’                                                                  
6. Westlife – ‘You Raise Me Up’
7. Gerry & the Pacemakers – ‘You’ll Never Walk Alone’
8. Vera Lynn – ‘We’ll Meet Again’
9. Celine Dion – ‘My Heart Will Go On’
10. Nat King Cole – ‘Unforgettable’
11. Tina Turner – ‘The Best’
12. Whitney Houston/Dolly Parton – ‘I Will Always Love You’
13. Monty Python – ‘Always Look on the Bright Side of Life’
14. Luthor Vandross – ‘Dance With My Father’
15. Louis Armstrong – ‘Wonderful World’
16. Daniel O’Donnel – ‘Danny Boy’
17. Eva Cassidy – ‘Fields of Gold’
18. Righteous Brothers (and various) – ‘Unchained Melody’
19. Westlife – ‘Flying Without Wings’
20. Eva Cassidy – ‘Songbird’

¿Y vosotros? ¿Tenéis ya hecha la elección? No es un tema baladí, ya que ser recordados durante muchos años por nuestros amigos y descendientes cada vez que suena, por ejemplo, Don Diablo de Miguel Bosé, pues qué queréis que os diga, no le veo la gracia...

Yo, para mi funeral, que no me pienso perder, me decantaría por "Amazing Grace" en su versión instrumental para gaita. Pero como temo que me digan que si no soy un poli de serie norteamericana muerto en acto de servicio no vale, me decido definitivamente por "Sanvean (I am your shadow)" de Lisa Gerrard. Además le puedes vacilar al personal pidiéndole, a los que presumen de saber idiomas, que te traduzcan la letra. Inútil intento. "Sanvean" en una idioglosia que ha desarrollado Lisa Gerrard desde la edad de doce años. Y me encanta la canción

Si no te decides, siempre puedes decir, como argumentaba aquel: "Yo quiero que en mi funeral me sorprendan con la música... Me muero por una buena sorpresa".

Nota(Idioglosia se refiere a un lenguaje idiosincrático, inventado y hablado por sólo una o muy pocas personas. La mayoría de las veces, idioglosia se refiere a "lenguas privadas" de los niños pequeños, especialmente los gemelos. También es conocido como criptofasia).

miércoles

Veintiséis de Diciembre

Veintiséis de diciembre. Acaba de pasar el día de Navidad. El día de la paz y el amor en el mundo, las peleas con los cuñados, los villancicos, el pavo, besugo o cordero, trasnochar, adiós a la lotería que salió muy repartida, mientras haya salud... muchos tópicos, algunos sentimientos, muchas historias que se repiten navidad tras navidad, año tras año.

Generalmente la navidad me gusta, me ha gustado siempre. Este año, cuasi inmovilizado por una lesión (como los futbolistas famosos), he tenido un tiempo que habitualmente llenan las compras, las visitas, etc., para reflexionar tranquilamente y vivir la navidad de una manera diferente, distinta. Simplemente echando la vista hacia atrás te das cuenta de que esos tópicos que parecen inmutables lo son únicamente en la superficie. Comienzas a comparar las navidades vividas, y se te aparecen, como las famosos fantasmas de Dickens, los fuertes, los inmensos contrastes que año a año van apareciendo en tu vida. Ayudado por ese marco fijo que son las fechas señaladas, las costumbre inveteradas, repetidas hasta la saciedad, los cambios resultan mucho más evidentes. El quienes, dónde, cómo, el aire festivo, triste o preocupado del ambiente, van tachonando eslabones de tu vida.

Todas estas modificaciones, estos cambios, vividos desde la inmovilidad forzosa de un sofá delante de una TV, (y un ordenador y un smartphone y un e-reader y...) me exigen un mayor tiempo de introspección y análisis antes de obtener algún resultado ¿útil?

En cualquier caso, y con la fea costumbre de autocitarme, sigue siendo válida la entrada de este blog "Los sonidos de la Navidad" pues forman parte de ese marco inmutable, fijo, del que hablaba arriba.

Y como anécdota, el anuncio de "El Almendro" que vuelve a casa por navidad. Estaba yo haciendo la mili (sí, eso ya os indica el porrón de años que tengo) y comenzaban las fiestas de 1981. Allí estábamos 150 tíos postadolescentes, con las hormas revolucionadas, cada uno haciéndose el gallito más que el de al lado, sin respetar ninguna norma de educación más que las que fueran respaldadas por la fuerza de los galones. Cada jornada, por la tarde noche, la habitación conocida como "teleclub", que era la que estaba amueblada exclusivamente con una tele en las alturas y tropecientas sillas de esas con brazo, como la de las escuelas, nos congregaba en los momentos de ocio. La intención, ver alguna serie, película o retransmisión deportiva. El objetivo, imposible. Cada uno hablando de sus temas con los colegas, la nube de tabaco (aún estaba permitido fumar en cualquier sitio) difuminando la visión y no solo la de la pantalla, las bromas, soeces y machistas generalmente, que talonaban cada comentario de la TV, todo ello convertía en misión imposible enterarte de nada. Pero... llegaba de repente el spot de "El Almendro" el de "vuelveeee, vuelve a casa por navidad". Y ese era nuestro sueño, nuestro anhelo común que casi ninguno iba a cumplir ese año. Una inmensa sensación de tristeza, morriña, ausencia, una pregunta insistente "...¿pero qué hago yo aquí?", un nudo en la garganta, unas lágrimas, nada furtivas pero que tú te empeñabas en esconder como fuera pues todos sabemos que los hombres y menos los machotes como nosotros, no lloran... todo ello se difundía automáticamente por el videoclub. Y el silencio. Por primera vez un silencio total y absoluto. Nadie miraba a nadie. Pasaban segundos, algún minuto y por fin, alguien, un salvador, conseguía decir la perogrullada, la tontería de turno, celebrada con una desaforada algarabía por parte de todos. De nuevo se instauraba el habitual, cómodo, acogedor desorden del gallinero. Habíamos sobrevivido a la más peligrosa de todas las sensaciones de la mili. La tristeza provocada por la morriña. Hasta el siguiente anuncio de "El Almendro"...







Y es que ni los Mayas logran cambiar algunas cosas...