Comienzas por la noche intentando que los críos se vayan a la cama y se duerman, cuando vuelves, asfixiado, de la compra de ultimísima hora porque se te había olvidado no se que tía desconocida. Pero como están nerviosos no hay forma. Y eres tú quien los ha puesto así: “que si no eres bueno no te traen nada”, “que si los oyes y te levantas se van y de dejan si nada”, “que si no tratas bien a tu hermanita te van a dejar sin nada”. Porque mi hijo no conoce el término chantajista que si no… Tanta amenaza no puede ser buena, creo yo. Y además les has forzado a sentarse en las rodillas de un tío raro (y mira que siempre diciéndole que no hablen con extraños) con una barba increíble, vestido con unos ropajes extrañísimos, de vivos colorines y olor a naftalina, mientras todo el mundo mira y les hacen fotos, a contar sus más íntimos secretos ¡Y no se puede mentir, porque ellos todo lo saben! Joder, pensarán mis hijos, Pues vaya mierda de Magos: si todo lo saben ¿por qué, además, me lo tienen que preguntar ahora, si encima se lo he puesto por carta (haciéndoles mucho la pelota)?.
Cuando al fin los has metido en la cama y has verificado varias veces que están realmente dormidos, comienza la búsqueda. Hace tres meses que, intentando no dejarlo para última hora, comenzaste a comprar regalos y a esconderlos por toda la casa para que no los encontraran. Pero te olvidaste hacer un mapa y ahora no aparecen ni de coña.
- “¿Pero no habíamos cogido una Barbie para tu sobrina?” y la Barbie se debe de haber fugado con Kent porque estar no está.
A las tantas de la mañana, al fin, han aparecido casi todos. Y aunque tú juras que te los envolvieron todos en la tienda “para regalo” aparecen sin envolver la mayoría. Por eso se deben de llamar reyes “magos”, porque hacen magia: hacen desaparecer cosas y las desempaquetan. Para fastidiar sobre todo.
Cuando, al fin, todo está empaquetado, envuelto y distribuido y tus hijos a punto de levantarse (menos mal que les apagué el despertador que los hijos de su madre habían puesto a las cinco de la mañana…) comienza el calvario real: el montaje. Tenemos la costumbre de envolver los regalos “ajenos” pero dejar montados los juguetes “propios” porque sino, los críos no pueden disfrutar de ellos, y tienen que estar esperando y paciencia lo que se dice paciencia el día 6 por la mañana no hay mucha.
Y os aseguro que los castillos de no se qué, la nave de nosecuantos y la casa de más allá, tienen cientos de piezas pequeñitas pequeñitas que según un plano tipo IKEA, tienes que adivinar dónde van, cogiéndolos con pinzas, para intentar un ensamblaje imposible. ¡Y con estas manazas!
- “Que no, que la pieza 12 bis es esta y entra allí”
- Pero si no cabe…
- Pues mira el plano. La 12 bis es esta, gris, que entra el la 7 marrón, y se pegan las dos a la 15, después de juntarla con la 6. ¿No lo ves?
- Pero si es imposible
- Venga, trae los prismáticos y la lupa.
Al final lo consigues, más o menos, siempre después de cargarte alguna piezas. Es imprescindible hacerlo con pegamento y celo, para solucionar tus meteduras de pata.
Y ahora las pegatinas. Vale que montado no venga porque no cabe en la caja, pero coño, ¿las pegatinas? Doscientas pegatinas, divididas en cuatro pliegos, representando todo tipo de imágenes, deben ser colocadas en sus sitios respectivos. Parece fácil, pero… las pegatinas no pegan, se te quedan entre los dedos, y no hay forma de entender la perspectiva del sitio en el que debe ubicarse. Bueno ¿Qué más da? Las pones dónde puedes y ya está. Como no se van a dar cuenta…
- Mamá, mamá, ¿por qué hay un soldado dentro del horno?
- Papá, ¿por qué hay un pollo asado haciendo guardia en el castillo?
Con algo de imaginación e inventiva saldrás del paso como puedas y te juras que al año que viene ni un solo montaje y las pegatinas solo para el coche.
Por si acaso, te empeñas en comprobar que todo funciona y montas un guirigay tremendo con todos los juguetes en marcha: el que no suena, pita, y el que no ruge o llora. Una orquesta, vamos. Bueno, los pruebas casi todos, porque siempre te falta alguna pila…
A punto de clarear el día, echas un vistazo y parece que ya está todo en su sitio, “montado” y envuelto. Te vas a acostar, pero ¡te olvidas de algo! Rápidamente vuelves y mordisqueas las viandas y te acabas las copitas mientras echas el agua de los camellos a las plantas. Que van a acabar los Reyes como bolas de tantos dulces. ¡Y como les hagan la prueba de la alcoholemia van al calabozo derechitos, vamos!
Por fin te deslizas en la cama, agotado. Y nada más cerrar los ojos, allí están.
- Papá, mamá, levantaos que ya habrán venido los reyes, vamos a verlo…
¿Venido? Pero si se acaban de acostar ibas a responder. Pero te callas a tiempo y te levantas intentando sonreír y poner cara de interés y misterio. Llegáis a la habitación correspondiente, encendéis la luz… ¡tachaaaán! Unos segundos de silencio asombrado y un montón de gritos a continuación.
- Mira, mira lo que me han traído...
- A mi también.
- Mira que falda me han dejado...
Si que bonita… ¿Falda? ¡¡Falda!!. Hijo es que se han debido de equivocar de sitio, seguro que es para tu hermana, dásela, por favor.
- Pues entonces que ella me dé algo a mí también.
Por supuesto, siempre les gusta más lo que le han regalado a su hermano/a y empiezan los problemas, pero ya estás ducho en esto y lo cortas de raíz.Impuesto el orden y corregido algún errorcillo de nada, coges el cronómetro a ver cuanto tardan en romper el primer juguete. Tic, tac, tic, tac… Papá que se me ha roto el castillo…. Doce minutos y medio, no está mal, van mejorando… ¿El castillo? ¡Con lo que me costó… con lo que les debió de costar a los reyes montarlo!!
Intentas tomar un café con el roscón, sin atragantarte con la sorpresa, para coger fuerzas pues va a comenzar la gymkhana.
¡Venga, vámonos, que tenemos que llegar a casa de la tía dentro de media hora para coincidir con el tío! Protestas, quejas, y mientras, tú coges una maxibolsa de El Corte Inglés (las bolsas de la época de reyes son las más grandes del mundo) y metes todos los regalos que son para el resto de la familia. ¡Vámonos!
Y empieza. Corriendo a casa de fulanito, intercambio de regalos, al coche cargado con más bolsas, luego a casa de menganito, más intercambio de regalos, otra vez al coche, con más bolsas aún (¿dónde estarán los malditos pajes que se llevan todo el mérito y no dan un palo al agua?), vamos corriendo a comer a casa de la abuela, intercambio de regalos, volver corriendo a casa a tiempo de que llegue zutanito, intercambio de regalos, y por fin, la solterona de la tía tal que llega por la noche, mancha de carmín a todos los niños al darle un beso, les obliga a recitar todo lo que les han echado (se olvidan la mitad) y les entrega sus obsequios y tu comienzas a pensar en e-Bay.
Al final, por fin, llega la noche. Entre docenas de cajas, papeles rotos, bolsas de todos los almacenes de este país, con los sofás llenos de piezas, trozos, vestiditos, brazos, y demás restos inorgánicos de los juguetes, haces la pregunta de la frustración “¿Qué os ha gustado más?”. Invariablemente la respuesta señala hacia el juguete más mierdoso, barato, feo, y tonto, cuando no de propaganda, que se ha incluido por hacer algo de bulto. ¿Para que preguntaré si ya lo sé?
Al rato, cansado y desjuguetado el ejército infantil, alcanzas tus últimos objetivos y logras deslizarte en la cama. ¡Mañana en la oficina! ¡Gracias a dios!
Y el año próximo más.
JAJAJAJAJAJAJA. Cariño, me has recordado a las noches de reyes en mi casa. Y es que no hay nada más cierto, sobre todo eso de que no aparcen la mitad de las cosas y que, cuando lo hacen, jurarías que te lo han envuelto en el Centro Comercial, para eso hiciste cola en el stand de envolver, no? paarece ley de murphy, pero es que lo es!
ResponderEliminarBesetes y feliz vuelta a la oficina!
jajajajaja que verdad más grande!!!
ResponderEliminarCon la pasta que valen los juguetes y encima montalos tú!!
Menos mal que mis hijos son grandes ya y ya no me pasa, pero que noche mas terrorificas, y en mi caso sumale que la noche de Reyes suelo acabar de trabajar sobre la media noche, Imaginate!!
Un año, cogi dos bolsas de basura tamaño comunidad, y metí los regalos de cada uno en una bolsa, les puse un lazo, y pase de envolver!! Claro que tampoco habia casitas y granjas que montar.
Joer!
ResponderEliminarLo has descrito con toda la gracia del mundo y lo peor es que debe ser verdad....
Yo no tengo hijos pero "he sido hijo" y recuerdo levantarme a las 6:00 A.M. para ver los regalos y las caras de deseperación de mis padres cuando nos decían "esperad un poquito más por favor".... ¡y no les haciamos ni pajolero caso!
Buen post, si señor
Un abrazo,
Esteban
Genial!!! Tan real, tan real, que me voy a la cama a descansar porque es agotador!!!
ResponderEliminarTe mereces unas buenas vacaciones en la oficina, si señor!!!
Besitos encanto
jajaja, cuánta razón tienes! aunque yo no tengo hijos pero recuerdo perfectamente cómo era mi noche anterior al día de Reyes.
ResponderEliminarY por la mañana, me levantaba tempranísimo mientras mis padres estaban agotadísimos.
Un besito corazón y bienvenido! ya se te echaba de menos por aquí
Ainsssssssss... no soy madre pero es que ya me da miedo serlo, jajajajajajajaja. La verdad que es un estress constante, de epocas dulces y tranquilas naina de la china mandarina. No paras en todo el mes.
ResponderEliminarBiquiños¡¡¡
Y asi sera por años añigo,que yo los tengo ya mayores y se van a la cama esperando que amanezca para levantarnos todos juntos, jajaja.
ResponderEliminarLo bueno es que ya no tengo que armar castillos, circos o cocinitas, ya estos se las apañan solos, jajja.
Muy buena entrada un saludo
Me he tronchado de risa, tal y como lo cuentas. Por no decir lo que cuesta también colocar a los peques, para escaparte un rato de compras.
ResponderEliminarHa estado el post buenísimo!!
Yo como aun no tengo crios no lo he vivido asi tan duro,pero me imagino que debe serlo...eso si las caritas que pondran de ilusion al abrirlos creo que te quitarán todo el cansancio..
ResponderEliminarbesitos
Tal cual lo cuentas.
ResponderEliminarEste año le he regalado a mi hermana una mesa para el ordenador y me he comprometido con ella en que a los reyes próximos le pediré que se la vayan a montar.
Los reyes no son considerados...inundan de regalos, muchos de un sólo uso, y encima te dejan el incordio de armarlos, guardarlos... hay que sustituirlos por el día del amor fraterno...que sólo nos regalemos besos y besos...son además más baratos
ResponderEliminarTe doy uno para el año que viene
Dios mío, qué estréss!!!!! Pero así son las cosas, je. Totalmente como las cuentas. Aún así, me gusta el día de Reyes Magos. Saludos y excelente post!!!... Sonvak.
ResponderEliminarme inmagine la cara de los ninos al ver los regalos creo que eso fue la mejor parte , luego la pensada en e-bay me rei como nunca lo he disfrutado con que los reyes acababan de meterse a la cama jajajajaja pobrecito un beso despe.
ResponderEliminarTal cual, no se puede describir mejor, me ha entrado estrés solo con leerlo y por qué no decirlo, un poco de nostalgia también. Los padres,solemos recordar más esos días como padres que como niños jaja, mira que he pasado horas montando con el lego y la casita de pin y pon y el ibertren que siempre se desenganchaba al coger una curva, y los caballeros del zodíaco, y las barbies, y luego las bratzs, los patines en línea, las bicicletas, ainssssss que tiempos.
ResponderEliminarjajja es cierto, yo a veces me juntaba con 2 y 3 regalos iguales y claro como estaba tan educadita decía buenoo por si se rompe jajajajaja asi tengo de repuesto, en vez de decirles que quereis para reyes.
ResponderEliminarbesoss
¡Qué locura! Es un poco así, tal y como lo cuentas. Menos mal que lo hemos pasado por este año.
ResponderEliminarGenial lo de la Barbie fugándose con Ken, jajajajajaja.