Hace mogollón de años, era el siglo pasado, tuve la ocasión de viajar, por primera vez, al África de los leones, elefantes y jirafas. Antes había estado en Marruecos y Túnez, pero no tiene nada que ver con el África de Tarzán que es el que se me viene a la mente cuando digo el nombre del mágico continente. Fue un viaje a Sudáfrica y Namibia. Aparte de resultar maravilloso, no os lo detallo por no poneros los dientes largos. En su transcurso visité el parque natural de Etosha, en el norte de Namibia. Fue la primera ocasión que tuve de ver, desde la comodidad del jeep, en lugar de desde la comodidad de mi sillón, la naturaleza salvaje.
Como podéis comprender, me hinché a hacer fotos. Antes de salir, y ante la incertidumbre de encontrar carretes (sí, carretes, la fotografía digital todavía no era conocida) en aquellos lugares hice una buena provisión de aquellos que por marca y sensibilidad me parecían más adecuados. Y tiré, tiré y tiré. Con el teleobjetivo de 200 conseguí algunos primeros planos de leones que iban a resultar espectaculares. Además, fotos de jimbas, el desierto del Namib, Skeleton Coast, etc., etc. Algo de ensueño, de verdad.
Al volver, llevé los carretes a mi tienda habitual, a cuyos dueños ya conocía hace años pues me gustaba bastante la fotografía. Esa misma tarde, me llaman por teléfono: “¿Puedes venir? Es que ha surgido un problema”. Acudí corriendo pensando si me habrían velado algún carrete o qué. Pues no. Pero no tenía ni una sola foto. Al montar el primer carrete había tocado sin querer la cortinilla del obturador y se había quedado enganchado a medias. Lo suficiente para que el carrete fuera avanzando, pero que lo único que recogiera fuera una minúscula franja de color en la parte inferior de cada exposición. ¡¡Ni una foto!! ¡Coño, ni una! Un viaje a África, irrepetible, maravilloso y no tenía ninguna foto. ¡Mierda!
Como podéis comprender, me hinché a hacer fotos. Antes de salir, y ante la incertidumbre de encontrar carretes (sí, carretes, la fotografía digital todavía no era conocida) en aquellos lugares hice una buena provisión de aquellos que por marca y sensibilidad me parecían más adecuados. Y tiré, tiré y tiré. Con el teleobjetivo de 200 conseguí algunos primeros planos de leones que iban a resultar espectaculares. Además, fotos de jimbas, el desierto del Namib, Skeleton Coast, etc., etc. Algo de ensueño, de verdad.
Al volver, llevé los carretes a mi tienda habitual, a cuyos dueños ya conocía hace años pues me gustaba bastante la fotografía. Esa misma tarde, me llaman por teléfono: “¿Puedes venir? Es que ha surgido un problema”. Acudí corriendo pensando si me habrían velado algún carrete o qué. Pues no. Pero no tenía ni una sola foto. Al montar el primer carrete había tocado sin querer la cortinilla del obturador y se había quedado enganchado a medias. Lo suficiente para que el carrete fuera avanzando, pero que lo único que recogiera fuera una minúscula franja de color en la parte inferior de cada exposición. ¡¡Ni una foto!! ¡Coño, ni una! Un viaje a África, irrepetible, maravilloso y no tenía ninguna foto. ¡Mierda!
Sin embargo, años después, para ser exactos 11 y ya en los albores del presente siglo, me surgió de nuevo, otra oportunidad única. Viajar otra vez a África. En esta ocasión serían Sudáfrica, Zimbawe y Botswana los países visitados. Incluía, entre otras muchísimas cosas, el Parque Natural Kruger, las Cataratas Victoria, el Parque Natural Chobe y una navegación por el río Zambeze. De ensueño. Y esta vez sí volví con fotos. De la gente, de las ciudades que visité, de las cataratas, de las danzas nosequé… Pero las fotos de los animales salvajes, de dos parques maravillosos y únicos, ¡¡las jodí!! Esta vez no sé cómo fue, pero me salieron todas las fotografías excepto los leones, elefantes, hipopótamos, jirafas, etc. ¡Tengo la negra con los bichos! Es una gran frustración mía, que después de haber visitado algunas reservas naturales de lo mejorcito que hay, de ver cientos de animales salvajes en libertad, no tenga ni una sola maldita foto de aquello.
Voy a tener que idear alguna maña para volver a aquellos lugares, mientras existan, y hacer las fotos que tengo pendientes. No me explico que me pasó, pues, de verdad, soy, era, buen fotógrafo. ¡No conseguir ni una foto! Ahora sí, las de mis perros y gatos me salen de fábula…
(Este post va sin fotos in memoriam de todas aquellas que pudieron ser y no fueron. Sniff)
Bueno Aspective, pues si que tienes un cenizo con los animales, pero salvajes digo jajaja. Alomejor es que de tanto primer plano, el carrete se asustó. En cualquier caso y si algún dia sacas alguna que otra foto a un leon o cualquier criatura de la Sabana, espero que la postees y asi "nos pones los dientes largos".
ResponderEliminarUn saludo!
Ruben:
ResponderEliminarEs que es una pena ir dos veces al África de los "bichos grandes" y volverte de vacío cuando encima te gustan tanto los animales como la fotografía...
Querido Aspec, me consuela mucho saber que no soy la única que viaja por el mundo y guarda los billetes para que sus nietos lo sepan, porque las fotos suelen salir veladas o lo que sale suelen ser los dedos de la "muá".
ResponderEliminarTe envidio, yo a ciertos lugares no puedo ir, buaaaaaaaaaaaaaaaaaa, porque no puedo ponerme las vacunas necesarias para ello. En fin, nos conformaremos con ir a la parte más civilizada.
Besitosssss
Pues si q tiene guasa la cosa, la verdad, a mí me hubiera dao muchísima rabia también...pero mira el lado positivo,no lo pudiste fotografiar pero lo viviste, y aparte, por no poder tener las fotos ya estás pensando en el modo de volver... :)
ResponderEliminarQué no daría yo( cm decía la Jurado) por poder ir...
Un abrazo
PD: Si alguna vez te quedas en paro,( no lo quiera Dios), no se te ocurra llevar el ccvv al National geographic...jajajajaja...es bromaaaaaa
Montse:
ResponderEliminarÚltimamente lo máximo que viajo es a alguna playita cercana. Parece que se me han acabado los tiempos de los grandes viajes (la verdad es que hice unos cuantos fenomenales)
Y desde luego nadie va a conocer las especies animales por mis reportajes, je je
El Efecto Mariposa:
je je je
pero que mala leche!
Seguro que me contrataban, porque soy buen fotógrafo, para hacer fotos a todo lo que NO fueran animales, je je je
QUEREMOS PRUEBAS!!!!...QUEREMOS PRUEBAS!!!!!...jajajaja
ResponderEliminarJoer, desde luego me pasa a mi y me da algo.
ResponderEliminarY por cierto, ¿para cuando un post con fotos de tus perros y gatos?... es para comprobar lo buen fotógrafo que eres ;)
Aquí se me está sublevando el personal, al parecer.
ResponderEliminarSi digo que hago el ridículo por todo lo ancho y largo de este mundo, se me cree.
Si cuento cómo me toman el pelo, se me cree.
Si digo que soy buen fotógrafo, ¿se me exigen pruebas?
Un poquito de fe, buenas mujeres, un poquito de fe, que alguna cosa tendré que hacer bien (salvo que le preguntéis a mi mujer o a mi jefe, claro...)
¿Qué pruebas se me exigen?
:)
Bueno si eso pasa , ami me sucedió durante un cumpleaños y casi me matan con lo del rollo jeje, bueno aveces la prisa , la emoción nos juega de malas, además los perritos y gatitos hasta posan en las fotografias verdad que si? oye ahora me estoy quedando de último es la chamba, pero es mejor se disfruta más de tu blog con aquella paz y tranquila del hogar saluditos y buenas noches despe.
ResponderEliminara mi me pasa algo así, y me corto las venas...joder que putada!!!!
ResponderEliminareso es tener mala pata de verdad, joder, bueno pues me parece que tendrás que volver....no?
ResponderEliminardespe:
ResponderEliminarSiempres es malo que se te fastidien las fotos, pero el cumpleaños es, mas o menos, una vez al año. Estos viajes son una vez en la vida. Como las bodas. Bueno, no borra eso...
SnakePlissken
Hombre, si es una putada pero si te cortas las venas, no puedes volver y no pierdo la esperanza...
conxa:
Sí, no me canso de repetírselo a mi jefe, a mi mujer, a mi banco... aunque parece que por ahora...
jajajajajaja... estoy segura que haces bien más de una cosa ;)
ResponderEliminaryo casi casi también estoy seguro...
ResponderEliminarVas a tener que volver...
ResponderEliminarEso sí que es un bajón, pero al menos conservas el recuerdo de todo lo que viste. A veces le damos más importancia a las fotos de lo que deberíamos, y nos estresamos tanto con ellas que no vemos lo increíble en frente a nuestros ojos!
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