martes

Pelos, depilaciones y otros problemas

Siempre he oído a las mujeres en general quejarse de la esclavitud que supone la depilación. Y sobre todo en época estival, ya que vayas a la playa, la piscina, a pasar un simple día de campo, o a dar una vuelta por ahí siempre les coge mal: no se usan medias y el bañador o la minifalda dejan demasiado a la vista la piel. Y claro, no ha crecido el vello lo suficiente para utilizar la cera (casera o comercial), la cuchilla lo fortalece y deja “granitos”, la Epilady o similar da tirones o es desagradable, las bandas o las cremas no te dejan bien… En fin, que pase lo que pase y cuando pase, el vello corporal siempre es un problema.

Y sin embargo los hombres, para quienes también lo es, lo sufrimos en silencio, como las famosas hemorroides. Sí, sí, es un problema y grave pues nos afecta a lo largo de toda la vida.

Comienza cuando eres pequeño, más o menos a partir de los 4 o 5 años y coincides con tu padre en el cuarto de baño. Indefectiblemente, pues debe de venir en el código genético, comienzas a comparar y le preguntas si tú también la tendrás así de grande (¡Ja!) y si también tendrás tanto pelo. Te contestan que claro, “cuando seas mayor”. Como la respuesta te asocia el tamaño y el pelo a la edad, y de pequeños siempre queremos ser mayores, comienza la espera impaciente del crecimiento del vello púbico.
(Aclaración: el constante tocar de huevos atribuido a los varones, no es más que un reflejo de aquellos días en los que estábamos comprobando cada poco tiempo si ya había crecido el pelo. Y ya queda como hábito para siempre. Je, je, je)

Poco después, en el gimnasio del colegio, te das cuenta de que a algunos de tus compañeros les han crecido ¡pelos en las piernas! Ya empiezan a ser mayores. Tú, te estudias las tuyas y continúan tan lisas como siempre. Ni asomo de una ligera sombra. Y encima notas que otros chicos ya tienen “pelos en los huevos” (a cada cosa por su nombre) y que los tuyos andan tan pelados como el culito de tu hermano pequeño.

Encima, mientras andas lidiando con los complejos anteriores, un nuevo problema asoma en el horizonte: observas que sobre el labio superior de esos malnacidos e insolidarios compañeros empieza a sombrear un atisbo de bigote. Vas corriendo al espejo más cercano y el alma se te cae a los pies cuando constatas que tu madre tiene mucho más bigote que tú. ¡Y no digamos la abuela!

El tiempo, que todo lo cura, va solventando antes o después (siempre demasiado “después” para tu gusto) estas eventualidades. Pero entonces comienza la siguiente. ¡Quieres pelo en el pecho! Antes de saber que en el futuro nuestras queridas novias y esposas nos pedirán que nos depilemos como Beckham (como si con eso nos fuéramos a parecer en algo) ya hemos oído aquello de “hombre de pelo en pecho” y lo del “hombre y el oso…”. Sin embargo hay que solucionar antes otro problema. Esa sombra que comenzó, al fin, a crecerte sobre el labio, se ha transformado en un partido de hormigas: once contra once a cada lado. Y se ríen de tu bigote. ¡Sí, te toman el pelo! Y entonces, hablas con tu padre y en un solemne acto familiar te hace entrega de los trastos de matar. ¡El niño ya se afeita! ¡Se nos ha hecho un hombre! Sí. Ya. Ha comenzado algo que tendrás que hacer con ganas o sin ellas, dormido o despierto, durante todos los días del resto de tu vida…

Mientras, aprovechando la maquinilla, te rasuras el inexistente vello del pecho a ver si crece de una puñetera vez. Has oído que afeitándote cogerá más fuerza y tú dale que dale hasta que el pecho se te queda en carne viva.

Pero bueno, el tiempo sigue pasando y al fin has conseguido, más o menos, convertirte en el osito de peluche que desde pequeño deseabas. Incluso pruebas a dejarte barba, que te da una imagen más seria y adulta. Y entonces comienzan los problemas con tu novia: “Que pica”, “Que me da alergia”, “Aféitate que pareces un guarro”…

Como he dicho, el tiempo pasa. Para lo bueno y lo malo, y de repente, un día, ves que la línea de comienzo del pelo en tu frente va retrocediendo. ¡Hay entradas en tu cabeza! Y cada vez se van haciendo más marcadas. Te intentan consolar diciendo que es signo de madurez. Y entonces esa menor densidad que se empieza a vislumbrar, poco a poco en la coronilla ¿es signo de que me voy a hacer monje? Tus amigos, esos que han sido unos cabroncetes desde que eras pequeño, te empiezan a tomar el pelo: “¡Eh, macho, que se te ve el cartoncillo!” “Que no, coño, es que me he dado transparencias”. Comienzas a aplicarte todos los remedios del mercado contra la caída del cabello, algunos realmente asquerosos, y lo único que logras es ser el calvo más pobre de tu barrio. Bueno, te consuelas cortándote el pelo muy cortito, a la moda, y así parece que disimulas más. Mientras, sigues bregando con el depilado del pecho y espalda (si tú no te afeitaste la espalda nunca… ¿cómo han crecido ahí?) que tu mujer te pide. Y llega otra sorpresa.

La cantidad de pelo debe de ser una constante matemática en tu cuerpo. Como lo has perdido de la cabeza, comienza a crecer en nariz, cejas y oídos. Pero ¡coño! ¿es que nunca va a dejar de dar problemas? Al afeitarte de cada día tienes que incorporar el recorte de pelo en espacios pequeños que es todo un arte. Y cuando acabas, ya listo y guapo para salir preguntas “¿Estás lista cariño?

- ¡Ay! No todavía, no. Es que no sabéis la suerte que tenéis los hombre con no teneros que depilar…

En fin.

14 comentarios:

  1. ja,ja,ja....qué buen rato he pasado leyéndote.....
    buenísimo el post!

    un saludo!

    p.d.
    cada vez que veo el telediario de antena 3 me acuerdo de ti, por qué será?

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  2. JAJAJAJ nunca lo había visto desde ese angulo!! De todos modos nosotras cuando somos pequeñas también pasamos por ese deseo de tener pelo eh??

    Yo tengo la fortuna de no tener casi nada de pelo corporal!!!

    ¿ el telediario de antena 3? jo...que curiosa o cotilla soy!!

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  3. He llegado a tu blog de casualidad y debo decirte que me has hecho reir un buen rato... MUCHAS GRACIAS por este buen rato

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  4. bueno a mi me ha tocado depilar y quitar los pelitos de la naris y orejas a muchos señores , te impresionarias lo que he visto , tenia una compañera de trabajo que decia que el marido le preguntaba como hacia para tener asi las piernas con lija 2 veinte jeje saludos Aspective interesante punto de vista y muy acertado despe

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  5. Un post muy divertido, es bueno verlo del otro lado alguna vez.
    Un abrazo

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  6. Nunca imaginé que de una cosa tan normalita se pudiera sacar tanto y tan gracioso.

    Eres la caña, encanto. Me lo he pasado bomba.

    Yo es que pelo tengo poco pero ahora lo estoy viviendo con mi hija que ha debido coger algún gen perdido en alguna regresión estúpida y la pobre sufre un montón. Y sus hermanos como han optado, como tú, por dejarse la barba y no se la cuidan, esa ya no como tú, pues no sufren las vicisitudes de tu comentario, porque son poco peludos como la madre.

    Genial como siempre.

    Besitossssss

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  7. jajajajaja...
    Sí que es verdad lo que cuentas, nunca me había parado a pensar en que vosotros también pasais lo vuestro..Pero al menos no teneis que pasar el martirio de la cera epilady y demás jo!!!!!!!
    :D
    Besos gordos.

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  8. Grumpy:
    Gracias.
    ¿Será por la barba? je je


    conxa:
    lo que te has ahorrado en depilaciones y demás.
    Sí, supongo que lo dice por la barba del presentador.


    Dina:
    Bienvenida y gracias a ti.


    despe:
    Muchas gracias. Pues no me parece un trabajo muy agradable. ¿Lija del 20? Si que esarían suaves, sí...



    Morgana:
    Gracias. Sí es bueno ponerse en la piel del "contrario" alguna vez, je,je.


    Montse:
    Me alegro de hacerte reir. Para tí es una suerte tener poco vello, pero por lo que entiendo tus hijos han sacado esa característica "cambida" lo que es una putada para ellos, ¿no?


    El efecto mariposa:
    No, la epilady solo la he regalado, no la he probado. Pero tengo aparatitos para recortar la barba, el pelo, recortar pelillos rebeldes, afeitar... Pero reconozco que la salvajada de la cera no me atrevería a probarla.


    m4n0l0:
    Jesús. Creo que me entiendes ¿verdad?

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  9. Cuanta razon tienes en todo lo escrito, esa manera de relatarlo tan genial que nos ha pasado a todos pero nunca habríamos hecho un escrito igual... gracias por este rato tan bueno... muchas gracias

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  10. Bien... lo que es yo, nunca entenderé por qué las mujeres hacen depilarse el pecho a sus parejas. Personalmente me parece de lo más erótico ;)

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  11. Sonvak:
    ¡¡Pues menos mal!! digo... que yo tampoco lo entiendo, que debe de ser una moda y a mi me ha cogido ya a trasmano. En fin ahora cuanto menos peludo y más sensible... pues eso. (Si digo más me ponen de machista hasta arriba)

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  12. La verdad es que me he divertido mucho leyéndote, porque nunca habia visto la depilación desde esa perspectiva y eso que soy hombre.
    Un rampyabrazo.

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