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Educar para evitar sorpresas

Hay cosas que prohibiría. Fundamentalmente por motivos de salud (pública, privada y mental). Y desde luego hay que mejorar la educación en las escuelas. Y no permitir ni una sola película de Jólivud más. Porque la conjunción de estos elementos distorsiona la realidad en gran medida y causa después grandes sorpresas. ¿Que a qué me refiero? Veréis:

Supongamos que eres un adolescente. Estás tonteando con una chica, preciosa, que cuando queda contigo se pone sus mejores galas –aunque estas sean unos vaqueros rotos y una camiseta descolgada, es la moda- Huele de maravilla porque entre jabones, desodorantes y colonias, hay que ser muy cerdo para no parecer una flor. Lleva el pelo limpio, reluciente, planchado –de nuevo la moda- increíblemente alisado después de un buen rato de trabajo con él y está permanentemente colocándoselo para que ni un mechón se sitúe fuera de su sitio. Su piel es el paradigma de la suavidad –y del precio, claro, porque entre cremas y depilaciones, lleva encima una millonada- y sus labios están siempre brillantes, apetecibles. Y además maquillaje, sombras, rimmel… y las pequeñas ayudas de los aros y el relleno estratégicamente colocados. Y claro, el adolescente, invadido por la testosterona, babea como un imbécil.

Ahora, gracias a H.G. Wells, viaja al futuro. Evidentemente ha pasado el tiempo (si no, no sería el futuro) y se encuentra conviviendo, bajo la fórmula que esté de moda, con la chica que le hacía babear.

Pero…, vemos al chico con una cierta cara de perplejidad. Parece que hay algo que ha cambiado, algo que no es igual, que no era exactamente lo que él había imaginado. Y no entendemos el porqué:

- La chica sigue poniéndose sus mejores galas, sí, aunque sea para ir a trabajar o quedar con sus amigas. Cuando está con él, en casa, el uniforme es el chándal más viejo del armario y unas zapatillas de ¿perritos? tan grandes que parece que calza un 64. Por las noches también va a la última moda con un pijama de felpa, con ositos de Disney y calcetines de lana.

- Como comparten el baño de la habitación, él puede comprobar que los jabones, desodorantes, perfumes, colonias y sales de baño siguen allí, pero como lamentablemente ella madruga más, y pasa al baño en primer lugar, el aroma que le recibe está mezclado con cierta fetidez irrespirable que le obliga a abrir los ojos y cerrar nariz y boca todo lo que puede- ¿pero qué comerá esta chiquilla?-

- Los labios siguen apetecibles, brillantes, gracias a esa babilla que por las noches le cae sobre la almohada que poco a poco va humedeciendo. Si al menos cerrara la boca o dejara de roncar –perdón, de respirar fuerte- la noche sería más llevadera. Y cuando el pobre chaval se lo comenta a la mañana siguiente recibe un tajante “Yo no ronco. Tú tenías que oírte, que haces vibrar toda la cama…” que le obliga a callarse prudentemente.

- La chica sigue conservando esa maravillosa melena larga, lisa, que por la calle pueden admirar todos, pues en cuanto entra en casa se agarra una coleta o se pone una pinza de las que tienen forma de boca de tiburón con dientes afilados. Porque es más cómodo. Lógico.

- Al despertar ya parece que se ha acostumbrado. Sin maquillaje, sombras, rimmel, “rouge”, etc., sin aros ni rellenos, la desconocida que se levantaba a su lado le produjo sobresaltos durante una temporada hasta que lograba recordar quién era. Ahora ya se le ve resignado. Lo ha asumido.

- Y la piel. La piel es como la seda, como el culito de un bebé. .. Siempre que le haya tocado depilarse hace poco porque, si no, los dedos del pobre chaval se enredarán con los rizos selváticos de las piernas al intentar hacer una inocente caricia.

Para evitar estas sorpresas hay que educar a los chavales –y prohibir las películas-. Hacerles ver que las mujeres también son humanas, no diosas, y que su cuerpo funciona igual que el suyo, con fluidos, deshechos y vello.

Que se deben enamorar de ellas por su carácter e inteligencia, por su simpatía y voluntad, no por esa carrocería de lujo que te muestran, pues es sólo fachada. Y porque si se acostumbran a admirarlas por esa fachada tan hermosa, cuando pasen unos añitos –y el tiempo no perdona- su gusto deberá cambiar y empezar a gustarle las carrocerías algo ajadas. Porque si sigue mirando las nuevas, las que en su momento le gustaron y conquistaron, recibirá una colleja y una dieta de “rincón de cama” al menos durante una semana.

¡Ah! Y sobre todo, se deberían prohibir los pijamas de felpa con ositos. Y perritos, gatitos, etc.


Ps.: Para evitar malentendidos, aclararé que esto no tiene nada que ver con mi experiencia personal, ni con mi mujer. Hablo de la educación de los jóvenes.

12 comentarios:

  1. Si yo fuese tu mujer... me daría por aludida y te echaría una tremendísima bronca... je, claro que si yo fuese tu mujer, tú no estarías escribiendo este post, jajajajajajajajajaja....

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  2. Sonvak:
    Si yo no hablo de mi mujer!!!
    Hablo de la educación de los jóvenes en general...
    (aunque la bronca, la espero, rezaré por que no lea esta entrada...)

    Buen razonamiento, ja ja ja

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  3. lo que le tenemos que enseñar a los chavales de hoy en día es que la sencillez es el mejor premio de una mujer o de un hombre...por que lo mismo que dices de ellas se les puede decir a ellos....suele ser el hombre el que se levanta primero y deja ese olor en el baño, suele ser el hombre el que tiene los rizos entre las piernas o aun peor en la espalda y sin ningún pelo en la cabeza y eso, eso lo hace el tiempo....nos hace a todos lo mismo...así pues pienso lo mismo para ellos que para ellas....
    y si yo fuera tu mujer...una buena colleja te daría esta noche..je.


    muacks!

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  4. Grumpy:
    Sí, quizás. Hablo como decia antes de educación. Para todos?, si claro pero es que soy tio y me resulta mas sencillo ver la paja en el ojo ajeno.

    ¡Que mania! que no hablo de mi mujer (y además he estado casado dos veces) ¿Por qué me ha de dar una colleja si no estoy hablando de ella?)

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  5. ja ja ja...
    será porque hoy te la has ganado!!!


    besos.

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  6. pues mira estoy de acuerdo contigo, y no solo necesitan la educación los adolescentes que babean, otros mas mayorcitos
    también les vendría bien.

    Pero de siempre y en ambos sentidos ganan los ti@s buen@s, porque también los tios, se ponen blandos,fofos,se rascan los huevos,se pasean en calzones comodos pero horrorosos etc.etc.etc

    vamos que puedes hacer la entrada al reves, quitando el detalle del maquillaje (y no en todos los casos)

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  7. conxa:
    Es muy posible, pero claro, mi visión es, lógicamente, muy parcial, desde un lado muy concreto. Te invito a hacer la entrada contraria ja jaja

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  8. qque la vida pasa para todos... y que la lozanía y el buen ver es cosa de cuatro días, después lo que queda es lo que nos rompe el alma, si desaparece...

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  9. Pues que quieres que te diga... esa es la realidad (tanto para ellas como para ellos) pero esta bien que nos podamos reir de estas cosillas que vienen unidas de la mano con la confianza... eso si, que no se olviden de, por lo menos, pasar por la duchita... que del pijamita de felpa ya nos encargaremos luego

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  10. hola Aspective no aun estoy esperando mi ansiada computadora , cosas de la vida i hate window jeje bueno con relacion al post te dire que no hay mejor consejo que he escuchado con tanta cosa a veces los chicos piensan que perfeccion es perfeccion , aproposito no me gustan esos pijamas jajajajajaja saludos espero volver pronto despe.

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  11. Eso tiene facil solución, uniforme perenne de estar por casa: picardías negro con tanga a juego, ¿o no?

    Besetes!!!

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  12. Y yo qué pensaba que los pijamas con ositos y mariconadas os ponían...:S...
    Y que cuand tenemos pelos y nos decís " no pasa nada cari" realmente lo pensais...jajajaja...
    Uy lo que aprendo contigo! jejejeje
    Un beso Á.

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