Hoy comienza el tiempo de después. Es el último y el primer día, la bisagra sobre la que gira mi vida. Hasta ayer, tenía una familia, atípica antes, normal ahora, de la que formaban parte mi mujer, mi hijas habidas en un matrimonio anterior y mi pequeño.
Hoy es distinto. Mi mujer y yo nos hemos separado. Hemos acordado aquello que eufemísticamente llamaron un "cese temporal de la convivencia". O nos hemos dado un tiempo, que dirían los más clásicos. Se ha ido de viaje, 5 días, al norte. Y se ha llevado al peque.
Mi hija mayor ha decidido que pasaba de movidas y se ha ido a no sé dónde a celebrar con su novio su primer aniversario. No seguirá viviendo conmigo porque me traslado demasiado lejos de su trabajo.
La mediana, agotada la primera parte de la semana santa, ha vuelto con su madre, mi ex, la bruja.
Y yo... Bueno, yo estoy solo en casa. Empaquetando mi anterior vida, la que ha transcurrido durante los últimos catorce años para llevármela a una nueva casa, a un sitio nuevo, pero conocido y querido, en donde intentaré establecer mi nueva residencia.
La decisión de esta separación es mía. Yo la necesitaba, la ansiaba pues me ahogaba entre mentiras, medias verdades, disimulos, maloshumores, comentarios desoladores y un futuro inexistente o, al menos, invisible. Sin embargo, recorrer la casa recolectando objetos, pertenencias, recuerdos, utilidades, necesidades... para meterlas en el maletero del coche y buscarles una nueva ubicación, es algo duro.
Cada objeto está ligado a momentos anteriores, a vivencias muchas veces olvidadas, que se dibujan de repente con fuerza en tu mente . Y muchas son positivas, felices, divertidas. Tienes que recordarte continuamente porqué te vas, porqué es necesario que te vayas.
La "ilusión" de una nueva vida en soledad, sin gritos ni portazos, sin falsas caras, sin camas kilométricas con desiertos entre los cuerpos que cobija, se ve coartada por estos recuerdos que te asaltan y las incógnitas de ese futuro que has escogido o te han obligado a escoger, en el fondo sin tú quererlo.
Estoy apenado. Estoy ilusionado. Estoy triste. Estoy melancólico. Estoy pesaroso. Estoy liberado. Estoy llorando e intentando sornreir. Demasiados estados para un solo cuerpo. Este, hoy, es mi mundo, bastante vacío pero lleno de gente que me quiere.
Hasta mañana
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Demasiadas cosas y sentimientos como para digerirlos en tan poco tiempo, trata de disfrutar de la libertad y mucho ánimo.
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