Es domingo. Por pocos minutos pero domingo. Ha transcurrido mi primer fin de semana con el peke en casa, en mi nueva-vieja casa. Y ha sido un fin de semana excelente, lleno de actividades y sin un momento para aburrirnos. Ni él ni yo. Hemos contado con la visita de familiares, hemos ido a casa de familia, de amigos, él ha tenido cumpleaños, yo una relajada tarde de compras sin prisa, sin gastar demasiado, tranquila, satisfactoria. Han venido mis hijas, mi madre, la familiar dueña de la casa, hemos improvisado una comida para seis...
Además ya tengo ADSL y teléfono y he conseguido ver la TV sin tener que mover la mesita que la sujeta, por toda la habitación, buscando el ángulo correcto para poder ver determinado canal. Me han enseñado a planchar camisas, mis enormes camisas, que era mi única asignatura pendiente para ser autosuficiente como amo de casa. Aclaro que, que me hayan enseñado, no significa que yo haya aprendido ¿eh? No tiene nada que ver.
Hemos reido mucho, hablado, repasado cosas prácticas... y olvidado los sentimientos. Y ahora deben de estar ya dormidos, porque me sorprende la extraordinaria rapidez con la que me estoy haciendo a la idea del divorcio: me parece bien y me siento bien. No lo entiendo, la verdad.
Mañana por la tarde, después del trabajo, tenemos la primera cita con el abogado que, supuestamente, va a tramitar el divorcio. Tengo delante la imagen de mi primer divorcio, las tensiones, los nervios, la mala leche, muchas cosas negativas. Sin embargo para mañana no tengo nada de eso. Me parece bien. Yo, que no quería el divorcio, que me sentía... no sé definirlo, mal, resulta que hoy, ahora, no solo no me importa, sino que lo veo algo positivo, algo que me abre puertas a una nueva etapa que me ilusiona.
Contribuye mucho, muchísimo, a ello, el sitio. Es viejo, rústico, sin las comodides mínimas y en algún caso, ni las esenciales. La mitad de las cosas no funcionan, o rozan, o chascan, o se caen... pero me da paz, alegría, incluso esperanza. Optimismo. Me siento bien, me sienta bien. Y no echo de menos nada. Hoy. Quizás pasado mañana sea diferente, pero hoy ha sido, es un buen día. Y espero que mañana tambien lo sea. Y pasado. Y el otro...
Hazme un favor, al despertar cada mañana mírate en el espejo y con tu mejor sonrisa te dices a ti mismo "Hoy es el primer día de mi nueva mejor vida".
ResponderEliminarTe quedan momento duros por vivir pero ¿que es lo máximo que te puede pasar? que toques fondo pero eso sólo te servirá para coger impulso y salir a la superficie con muchísima más fuerza que antes.
Tus lectores tenemos toda nuestra fé puesta en ti... Besotes muy gordotes y grandes achuchones
Me alegro de leerte optimista.
ResponderEliminarUn abrazo
sabes que sensacion me has producido???
ResponderEliminarque el no querer este divorcio,era en el fondo porque no estabas preparado para "otro divorcio",solo por eso, no por ella.
De ahí esa calma y ese respirar tranquilo;
Y como te piden por ahi arriba,repite eso ante el espejo.
besetes