Este grupo, cuyos más reconocibles representantes son las hienas y los buitres, tienen como peculiaridad el alimentarse de los restos y sobras de las presas obtenidas por los cazadores. Cadáveres descompuestos, restos incomestibles, incluso a veces, atacando en grupo, son capaces de robar su presa a los depredadores y…
Huy, perdonad esta disgresión que me traslada a los tiempos de la TV en blanco y negro y a mi admirado Rodríguez de la Fuente. No sé cómo se me ha ido la cabeza a este tema, cuando yo os quería contar otro totalmente distinto y sin nada que ver. Serán ya cosas de la edad.
En fin, a lo que iba. Hace unos años, el entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, dijo una frase que se ha inmortalizado a pesar de que a él le trajo algunos problemillas; “La justicia es un cachondeo”. Yo, que huyo de los problemillas, no puedo suscribir la frase por más razones que tuviera el susodicho para enunciarla. Pero interiormente cada uno es libre de pensar lo que quiera ¿no?
¿Y eso a qué va? Pues viene a colación porque esta tarde me han comunicado una sentencia en la que me condenan a pagar un pastón. Y yo, usando la frase de moda entre los políticos, acato la sentencia aunque no la comparta (¿me queda acaso otra opción?).
El tema viene de mi ex mujer. De mi primera ex mujer. No, no las colecciono, sólo tengo dos (aunque ninguna ya serían demasiadas) “y a dios pongo por testigo de que…” tengo que pasar mucho hambre antes de que pueda haber el pensamiento de una tercera. Como decía, de mi primera ex mujer. No os la voy a describir físicamente para que no os riais… de mi incapacidad para describir correctamente a una persona. Ni mentalmente tampoco. Porque no me ibais a creer y pensaríais ¿cómo pudo Aspective casarse con semejante ejemplar? Y yo os diría que fue, nada más, cuestión de suerte.: creo que yo saqué la pajita más larga. ¿O fue la más corta? Bueno, la que fuera.
Desde el divorcio, esta persona (¿eso no es un insulto, no?) ha pasado por varias circunstancias:
- No se ha vuelto a casar ni a tener pareja conocida. Dicen los cabrones de los maledicentes que era por su pésimo carácter, o su mala leche, o por su tipo, o porque no había quien la aguantara… Mentira podrida. La verdad, seguro, es que acabó tan escarmentada del matrimonio después de su experiencia conmigo, que no quiso lavar los gayumbos de nadie más.
- Su cultura, como la de toda persona que se preocupa de su formación, ha ido en aumento con el tiempo, de tal forma que ya en las últimas épocas, cada vez que hablábamos (por teléfono por supuesto), exhibía un vocabulario tan amplio, variado y claro, que a mí me dejaba sin palabras y con la boca abierta. Quienes argumentan que sólo hablábamos por teléfono porque yo la tenía miedo a pesar de sacarle 30 cms. de altura y 70 Kg de peso, mienten como bellacos. Y los que me intentan argumentar que lo que hacía al hablar era insultarme y decir tacos, no son sino pobres ignorantes que no conocen, ni saben apreciar la riqueza de nuestro querido castellano.
- Ha intentado, y conseguido siempre, defender los intereses económicos de sus hijas mucho más allá de lo que se podría exigir a cualquier madre. Su abnegación sin parangón en este cometido, sacrificándose y yendo a juicio cada vez que era necesario para obtener lo que legalmente les correspondía, no es sino un ejemplo a seguir por todas las madres del mundo. En ella, en su magnífica actitud, en llevar el deber al límite, creo que se inspiraron para el tema de Buzz Lightyear “Hasta el infinito y más allá…”
- La última vez, hasta el momento pues aún tengo pellejo (quiero decir que aún estoy vivo, malpensados) que nos hemos encontrado, legalmente hablando, fue en los juzgados fue para reclamarme la pensión por alimentos de mis dos hijas durante un periodo de más de dos años. ¡Que cabrón, pensaréis, que no paga la comida de sus hijas! Efectivamente, tenéis razón. Al 50% . Porque una de las hijas estaba viviendo conmigo. Es decir:
Las niñas viven con ella, y yo pago dos pensiones iguales de alimentos según resolución judicial. Una de las niñas se viene a vivir conmigo, con lo cual yo debería pasar una pensión por la que vive con su madre y recibir otra igual por la que vive conmigo. Las cantidades se compensan en suma cero y no hay movimiento de dinero para evitar el agosto de los bancos con las comisiones. Por supuesto, durante el tiempo que esta hija vive conmigo, yo pago su comida, gastos de estudios, ropa, transporte, teléfono, médico, gastos de bolsillo, etc. Es decir, todo. Lo normal, vamos. Y mi ex, hacía lo propio con la hija que vivía con ella. Y aquí paz y después gloria.
Hasta el día en que yo recibo una reclamación judicial en la que se me piden todas las mensualidades correspondientes a la hija que vive con ella y todas las mensualidades correspondientes a la hija que ha vivido conmigo y a la que le he pagado todo.
Realmente, no me lo podía creer. Pero justifico ante el juzgado que una de las hijas estaba conmigo y tal y etc. etc.
Pero ha dado igual. Como legalmente no hice nada, y no solicité modificación judicial de medidas para evitar dar de comer inútilmente a los abogados y confié en la buena voluntad y el bienhacer de las personas, he perdido y se me ha condenado a pagarle a mi ex todo. Sin compensar una con otra, sin tener en cuenta los gastos desembolsados por mí en el mantenimiento de una de las niñas. Nada. Tengo que pagar todo otra vez.
- Y aquí es donde resalta y se pone de relieve el último rasgo que quería destacar de mi ex. La inteligencia. En la lucha por el bienestar económico de sus hijas, sabe localizar el más mínimo resquicio legal para obtener más ingresos para ellas. Implacable, incorruptible, su motivación por dejarlas bien situadas es encomiable. Y lo consigue.
Admirable mujer. Si algún varón de los presentes está interesado en conocerla, pónganse en contacto conmigo veré que puedo hacer en su favor. Máxima discreción garantizada.
En fin ¿por dónde iba? Ah, sí, Rodríguez de la Fuente y ese nicho especial de animales que…
Huy, perdonad esta disgresión que me traslada a los tiempos de la TV en blanco y negro y a mi admirado Rodríguez de la Fuente. No sé cómo se me ha ido la cabeza a este tema, cuando yo os quería contar otro totalmente distinto y sin nada que ver. Serán ya cosas de la edad.
En fin, a lo que iba. Hace unos años, el entonces alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, dijo una frase que se ha inmortalizado a pesar de que a él le trajo algunos problemillas; “La justicia es un cachondeo”. Yo, que huyo de los problemillas, no puedo suscribir la frase por más razones que tuviera el susodicho para enunciarla. Pero interiormente cada uno es libre de pensar lo que quiera ¿no?
¿Y eso a qué va? Pues viene a colación porque esta tarde me han comunicado una sentencia en la que me condenan a pagar un pastón. Y yo, usando la frase de moda entre los políticos, acato la sentencia aunque no la comparta (¿me queda acaso otra opción?).
El tema viene de mi ex mujer. De mi primera ex mujer. No, no las colecciono, sólo tengo dos (aunque ninguna ya serían demasiadas) “y a dios pongo por testigo de que…” tengo que pasar mucho hambre antes de que pueda haber el pensamiento de una tercera. Como decía, de mi primera ex mujer. No os la voy a describir físicamente para que no os riais… de mi incapacidad para describir correctamente a una persona. Ni mentalmente tampoco. Porque no me ibais a creer y pensaríais ¿cómo pudo Aspective casarse con semejante ejemplar? Y yo os diría que fue, nada más, cuestión de suerte.: creo que yo saqué la pajita más larga. ¿O fue la más corta? Bueno, la que fuera.
Desde el divorcio, esta persona (¿eso no es un insulto, no?) ha pasado por varias circunstancias:
- No se ha vuelto a casar ni a tener pareja conocida. Dicen los cabrones de los maledicentes que era por su pésimo carácter, o su mala leche, o por su tipo, o porque no había quien la aguantara… Mentira podrida. La verdad, seguro, es que acabó tan escarmentada del matrimonio después de su experiencia conmigo, que no quiso lavar los gayumbos de nadie más.
- Su cultura, como la de toda persona que se preocupa de su formación, ha ido en aumento con el tiempo, de tal forma que ya en las últimas épocas, cada vez que hablábamos (por teléfono por supuesto), exhibía un vocabulario tan amplio, variado y claro, que a mí me dejaba sin palabras y con la boca abierta. Quienes argumentan que sólo hablábamos por teléfono porque yo la tenía miedo a pesar de sacarle 30 cms. de altura y 70 Kg de peso, mienten como bellacos. Y los que me intentan argumentar que lo que hacía al hablar era insultarme y decir tacos, no son sino pobres ignorantes que no conocen, ni saben apreciar la riqueza de nuestro querido castellano.
- Ha intentado, y conseguido siempre, defender los intereses económicos de sus hijas mucho más allá de lo que se podría exigir a cualquier madre. Su abnegación sin parangón en este cometido, sacrificándose y yendo a juicio cada vez que era necesario para obtener lo que legalmente les correspondía, no es sino un ejemplo a seguir por todas las madres del mundo. En ella, en su magnífica actitud, en llevar el deber al límite, creo que se inspiraron para el tema de Buzz Lightyear “Hasta el infinito y más allá…”
- La última vez, hasta el momento pues aún tengo pellejo (quiero decir que aún estoy vivo, malpensados) que nos hemos encontrado, legalmente hablando, fue en los juzgados fue para reclamarme la pensión por alimentos de mis dos hijas durante un periodo de más de dos años. ¡Que cabrón, pensaréis, que no paga la comida de sus hijas! Efectivamente, tenéis razón. Al 50% . Porque una de las hijas estaba viviendo conmigo. Es decir:
Las niñas viven con ella, y yo pago dos pensiones iguales de alimentos según resolución judicial. Una de las niñas se viene a vivir conmigo, con lo cual yo debería pasar una pensión por la que vive con su madre y recibir otra igual por la que vive conmigo. Las cantidades se compensan en suma cero y no hay movimiento de dinero para evitar el agosto de los bancos con las comisiones. Por supuesto, durante el tiempo que esta hija vive conmigo, yo pago su comida, gastos de estudios, ropa, transporte, teléfono, médico, gastos de bolsillo, etc. Es decir, todo. Lo normal, vamos. Y mi ex, hacía lo propio con la hija que vivía con ella. Y aquí paz y después gloria.
Hasta el día en que yo recibo una reclamación judicial en la que se me piden todas las mensualidades correspondientes a la hija que vive con ella y todas las mensualidades correspondientes a la hija que ha vivido conmigo y a la que le he pagado todo.
Realmente, no me lo podía creer. Pero justifico ante el juzgado que una de las hijas estaba conmigo y tal y etc. etc.
Pero ha dado igual. Como legalmente no hice nada, y no solicité modificación judicial de medidas para evitar dar de comer inútilmente a los abogados y confié en la buena voluntad y el bienhacer de las personas, he perdido y se me ha condenado a pagarle a mi ex todo. Sin compensar una con otra, sin tener en cuenta los gastos desembolsados por mí en el mantenimiento de una de las niñas. Nada. Tengo que pagar todo otra vez.
- Y aquí es donde resalta y se pone de relieve el último rasgo que quería destacar de mi ex. La inteligencia. En la lucha por el bienestar económico de sus hijas, sabe localizar el más mínimo resquicio legal para obtener más ingresos para ellas. Implacable, incorruptible, su motivación por dejarlas bien situadas es encomiable. Y lo consigue.
Admirable mujer. Si algún varón de los presentes está interesado en conocerla, pónganse en contacto conmigo veré que puedo hacer en su favor. Máxima discreción garantizada.
En fin ¿por dónde iba? Ah, sí, Rodríguez de la Fuente y ese nicho especial de animales que…
No es el primer caso que conozco de este tipo... lo siento
ResponderEliminarBienvenido al club y ánimo, de todo se sale, creo.
ResponderEliminarUn saludo.