Hipocresía con lo hispano

Escuchaba en la radio el otro día una entrevista a un juez de instrucción estadounidense, de origen hispano, que estaba en nuestro país para dar unas conferencias.

Independientemente del objeto de sus charlas, durante la entrevista radiofónica le hicieron varias preguntas relacionadas con el mundo hispano: su presencia en la sociedad USA, la representatividad hispana, la ocupación de puestos de responsabilidad, la creciente influencia hispana y del idioma español en USA…

Todo ello con un cierto tono reivindicativo (son el 15% de la población, luego debería hacer más altos cargos de origen hispano) y de satisfacción al comprobar que, según manifestaba el juez en un correctísimo castellano, los hispanos en la cosa pública son más y cada vez ocupan puestos jerárquicamente más elevados en la Administración norteamericana.

Bien, es cierto que nos alegramos, y que de alguna forma lejana nos sentimos reivindicados porque los hispanos suban en el escalafón USA. Perfecto.
Pero ¿y aquí? Nos gusta que suban allí, pero yo no he oído ninguna voz que reclame para los ecuatorianos, rumanos o marroquíes presencia en el parlamento español, la judicatura (bueno, aquí es por oposición y no por elección, vale) la administración pública, gobierno, etc.

Creo, incluso, que si alguno lo hiciera sería mal mirado. Una cosa es lo que sucede en USA (pobrecitos espaldas mojadas y que malos son los de la “migra” que no dejan que los chamacos entren en su país, con lo mal que lo pasan los pobres –como sabemos por las películas-) y otro son las pateras, cayucos y demás que arriban a nuestras costas. O los autobuses de rumanos o de dónde sean. Da igual. Eso sucede aquí, al lado, y nos afecta bastante más y cuando nos toca el bolsillo, el trabajo, la subvención… o nos lo parece

Creo que somos bastante hipócritas. Y yo el primero. En USA que reine la justicia y la igualdad social y arriba lo hispano. Pero aquí que no me toquen mi estatus. Y menos si es inmigrante.