Mi deporte favorito. Duro reto. Escribir sobre algo que no sabes lo que es: “deporte”. Acudo a mi amigo el diccionario para informarme sobre el objeto de la disertación semanal. Me responde que deporte es:
1. m. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
2. m. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre.
3. (por) loc. adv. Por gusto, desinteresadamente. U. t. en sent. irón.
Veamos: 1.- ¡¡Actividad física!! Vade retro, Satanás. Lo único que se me ocurre en este sentido ya fue expuesto por Gorio y no es cuestión de profundizar en ello. El resto… ni de coña, vamos. En la segunda acepción, algo menos dura, podríamos encontrar algo relacionado con pasatiempo o placer, pero es realmente en la tercera “por deporte” que lo traducimos como “por gusto” donde al fin logro identificarme y encontrar mi deporte favorito, ese que practico por gusto: procrastinar.
Efectivamente es algo que realizo de forma absolutamente vocacional y desinteresada y tantas veces como puedo. Es un deporte duro, incomprendido, que suele ser confundido por los profanos y tomado por otro gran deporte, el “hacer el vago”, pero que no tiene nada que ver. Yo hago todo lo que debo (casi todo para no exagerar) pero siempre que es posible lo dejo para después, aplazo su ejecución, en la confianza de que el devenir del tiempo traiga una sorpresa y te evite la realización de lo aplazado.
Ejemplos hay muchos. Uno, muy tonto pero suficientemente ilustrativo, sería esa gran tarea diaria que es hacer la cama. Mucha gente estima que el momento para llevar a cabo esta labor es al levantarse y antes de salir de casa. Craso error. Durante el día pueden surgir mil vicisitudes (desde un viaje inesperado, hasta una noche en el hospital, desde un ligue sorpresa –eso sí que sería sorpresa- hasta una noche de farra total) que te eviten ese trabajo que, de haberlo hecho, habría sido realizado en balde y no están los tiempos para derrochar energías. El momento ideal para hacer la cama es justo el instante anterior a acostarte, seguro así de que sacarás provecho a tu trabajo.
En este deporte de la procrastinación, vocacional desde pequeño y para el que mostré excelentes dotes y predisposición desde siempre, me ascendió a categoría profesional y empecé ya a jugar en las grandes ligas, el primer jefe que tuve. Él me enseñó que cuando del montón de asuntos urgentes tomas el de arriba, el que tendrías que afrontar en ese momento y lo vuelves a colocar en el fondo de la pila, cuando regresa arriba y le vuelve a tocar el turno hay muchísimas posibilidades de que se haya solucionado por sí mismo con lo cual nos hemos evitado, una engorrosa tarea que no hubiera valido para nada. La empresa, además, iba bien con lo cual su teoría estaba avalada por los resultados. Claro que él era todo un profesional de la procrastinación y eso se notaba.
De hecho, y para que veáis que yo también lo practico intensamente estoy escribiendo esto en la misma mañana en que lo voy a publicar, ni un minuto antes, por si acaso. Espero haberos descubierto un nuevo deporte y confío en que os enganche tanto como a mí. No es popular, pero se vive mucho mejor…
3 comentarios:
jajaja vale, se acabó llamarlo pereza.
Lo cierto es que resulta relajante, y se practica poco. Ya estoy deseando que llegue el domingo para procastinar todo lo que pueda!
Te dejé algo en el blog.
Beso
Aiiiiiins, la pereza... lo duro que hay que pelear con ella. Besazos!!
Pues creo que también se está convirtiendo en mi deporte favorito... que poquitas ganas de hacer nada...
Besitos
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