lunes

Quedando mal

Mi mujer tiene un gran amigo en la oficina. Debería decir, siguiendo la moda actual, que es su “marido del trabajo”. Está casado, tiene dos críos (uno de la edad del peke, con el que se lleva de maravilla) y hemos quedado muchas veces las dos familias para pasar el fin de semana, etc. Es un tío muy majo.

Aunque a veces no le entiendo. Me hace quedar mal. Es tan servicial, tan correcto, tan dispuesto que te deja en evidencia a ti. No es justo…

El otro día mi mujer quería comprarse un traje para el curro que tenían en los grandes almacenes más conocidos del centro comercial que hay junto a su lugar de trabajo y al que había echado el ojo hacía tiempo. Su precio la había disuadido hasta el momento, pero de repente por aquello del fin de temporada, etc. estaba marcado al 50%. Eso ya pudo más que ella y fue derechita a por él. Se lo probó y la chaqueta bien, perfecta, pero los pantalones… tenían la talla inferior y superior a la que ella necesitaba, pero justo la suya se había acabado. Aún así compró la chaqueta con la intención de, cuando pudiese, pasarse por otro centro de esos grandes almacenes, y buscar su talla de pantalón. Si no, devolvería la chaqueta dadas las grandes facilidades que aquí te dan para las devoluciones.

No ha habido lugar. Dos días después, el sábado por la tarde, este amigo la llamó al móvil para decirle que había salido de compras con su mujer, y al pasar por el centro comercial, se había acercado a la sección de señoras para ver si estaba la talla correspondiente de esos pantalones. La había y la tenía comprada para que no se terminaran. Mi mujer se puso feliz pues al fin había conseguido su traje al 50%.

Pero creo que me miró de reojo con un reproche mudo diciendo algo así como “Aprende…” “Fíjate en cómo debe comportarse un tío como dios manda…”

¡¡Pero por dios!! ¿Dónde se ha visto un tío de pelo en pecho (o depilado a la moda, pero tío) que recuerde el modelito que su amiga quería comprar, que se acuerde de que faltaban por encontrar los pantalones, que sepa que talla tenía que adquirir, que se vaya un sábado por la tarde a comprarlos, que adelante el dinero y que además, tenga la iniciativa para hacer todo esto…?
Claro, después de ese despliegue uno queda a la altura del betún. Si es que los hombres ya no son lo que eran, joer.

La próxima vez que nos veamos vamos a tener una seria charla, de las de hombre a hombre, cara a cara… Y le llevaré unas braguitas de lencería fina de regalo a su mujer. Por joder(le). A él.

2 comentarios:

Conxa dijo...

pues....yo me pido uno igual. Debe ser un especimen único en su especie....

Dina dijo...

Cari, no te desesperes. Esto lo hace porque es para alguien de fuera de casa (una amiga)... con su churry me gustaría hablar pa ver si con ella tiene este tipo de detalles... pues eso, que no es oro todo lo que reluce y no me tires más de la lengua, joer, que luego digo cosas que no quiero decir.