viernes

La ropa y los cambios

Tengo un problema con la ropa. No con las tallas, que también, sino con la ropa como concepto, como útil, como elemento de vestir.

Supongo que será por mi “extraordinaria percha”, pero no percibo la ropa nada más que como algo necesario con lo que taparme, que eso siempre viene bien, y protegerme de las inclemencias del tiempo. No es un adorno, ni algo que coleccionar, ni nada para recibir como regalo, ni cumple ninguna otra función. Quizás es por eso, dada la poca importancia que le doy, que ocupa un lugar tan recóndito y pequeño de mi cerebro. Y crea problemas.

Estamos casi a mediados de septiembre. Y aún no he hecho un ejercicio que se llama “cambio de ropa”, y que es algo que, según me han contado, hay que realizar cuando llega el invierno y otra vez cuando apunta el buen tiempo. Consiste en quitar de tu armario lo que te has puesto durante los últimos meses y sacar ropa nueva de la maleta o el desván o de dónde cupiese la última vez que tuviste que hacer “el cambio”. ¿Cómo que no es nueva la ropa? Por supuesto que sí. Yo cada “cambio” estreno ropa, porque esa que sale de la maleta no la he visto nunca. Mi mujer dice que sí, y a lo mejor tiene razón porque está usada, pero yo puedo jurar que es la primera que la veo.

Y claro, como no me acuerdo de ella, tampoco tengo necesidad de sacarla. Con las 3 camisas, 3 polos y 3 pantalones cortos, que en plan emergencia, me sacan al principio del verano tiro toda la temporada. Y es más fácil, no hay nada que pensar. Miras el armario, ves lo que está limpio y eso te pones. A veces la coordinación de colores es un tanto ecléctica, pero bueno, no pasa nada. Con suerte impones moda.

Sin embargo este verano, sigo sin hacer el cambio, que debe ser algo importantísimo. Mi mujer, por ejemplo, le tiene que dedicar un fin de semana completo (después de figurar en su agenda de pendientes-urgentes, durante muchos días previos). Saca ropa a mogollón, pues creo que no tira nada desde que tenía 15 años. Empieza a guardar la del invierno, por ejemplo, y sacar toneladas de cosas de verano. Se lo prueba, lo aparta, se lo vuelve a probar con otra cosa… y al rato, cansada, lo coge todo junto y lo mete, a presión, en el armario del día a día.

Yo no lo puedo hacer así. La ropa no me vale. Mantengo la teoría de que la ropa guardada en el armario encoge por las costuras, y por eso no te vale cuando te la vuelves a poner a la temporada siguiente. Mi mujer dice que no, que soy yo que engordo. ¡¡Vaya tontería… Seguro que yo tengo razón!!

A continuación viene el siguiente paso: el cabreo. Nada le combina con nada. Estadísticamente es imposible. Con la de ropa que hay ahí, que se podría vestir a un colegio entero, ¿Cómo no va a combinar nada? Pero la ropa, al parecer, lleva un ingrediente secreto: la moda., que multiplica el problema al tener en cuenta que exige anchos, la
rgos, caídas y colores determinados para cada año. Como si la falda larga del año pasado este año no fuera a tapar y abrigar igual…

Además, a mis ojos, estrena todo cada año. Salvo alguna cosilla de la que, por casualidad, me acuerdo (por ser más fácil o difícil de quitar o algo similar) el resto para mi es todo nuevo. Sin embargo ella se sabe de memoria toda su ropa, toda la mía y la de los niños. Es impresionante. Además, se refiere a esas prendas con unos colores raros, imposibles de identificar en un
pantone, con lo cual no los reconoce ni su padre cuando te habla de ellos.


En fin, superada esa etapa de desconcierto inicial, con el armario lleno, el inventario perfecto y siempre al día en la mente, el cabreo superado y sin embargo, surge una gran duda cada mañana:
-¿Qué me pongo? Es que no tengo nada…

Joder, si hay dos millones de perchas y en cada una se alinean de tres en fondo pantalones, faldas, blusas y otras prendas cuyo nombre ignoro… Que haga como yo. Una cosa para cada día de la semana.

Pero me sigue recordando que no he “hecho el cambio” Y creo que a estas alturas ya no merece la pena. Así ¡¡ya tengo el cambio hecho!! Todo lo de invierno está perfectamente dispuesto en mi armario, esperando a que lo redescubra, otra vez, como cada año.

13 comentarios:

despe dijo...

aún estoy con una sonrisa dibujada jeje,si nosotras nos sabemos de memoria que es lo que hay en el armario, yo pues en ciertas ocasiones dilato viendo que o no me va otras soy práctica un pantalon y una camiseta , tenis y adio , pero cuando me compro ropa me paso el dia probandome y salgo con un par que cosas
saludos Aspective y buen día
despe

Grumpy dijo...

Asective cada día que pasa me sorprendes mas....jajaja....qué tengo yo en mi armario???????

Conxa dijo...

te entiendo perfectamente. Yo tampoco entiendo nada de armarios, es más, en estos momentos estoy al borde de salir en pelotas a la calle como no me compre algo, ya sabes por la mania de encogerse la ropa por las costuras...

No soy nada de trapitos,ni de modas, soy algo atipica en esto. Bueno en mi familia dicen que soy rara.

( me he partido de risa, seguro que no es tanto lo de tu mujer jajaj)

El efecto mariposa... dijo...

jajajajaja...Pero por queeeeeee????...Por qué no nos entendeis cuando os decimos que no tenemos nada que ponernossssss joooooooooo
jajajajaja.
Otra cosa, yo creo que la ropa encoger no encoge lo que pasa es que casualmente siempre nos la probamos los días que estamos reteniendo líquido o gases, a mi me pasa al menos vamos, me la pruebo, no me entra y digo " ya está, ya estoy con la retención de líquidos otra vez..." y la guardo en el armario hasta que me quepa de nuevo, o sea, hasta nunca jajajajaja...
Besos grandes pa ti.

Dina dijo...

¿Que me estas contando? ¿que hay que hacer cambio de armario?... ains, que perecica... por mi podrían imponer el uniforme en el curro, la de tiempo que ahorrariamos al día sin tener que pensar que ponernos.

Ánimo y que te sea leve tu cambio de vestuario.

Anónimo dijo...

La verdad es que yo nunca he hecho cambios en el armario jajajajajajajajaaja

Montse dijo...

Estoy aquí tumbada en la cama, con mi hija al lado, y nos acabas de dar el "jiloque".

¡Hay que cambiar la ropa!

Aspec, cielo, si yo te tengo mucha estima, no me meto contigo, y además, en un día como hoy, que estoy choff, no me hagas esto!!!!

El día que consiga quitarme a alguna rama, vulgo hijo, su habitación se convertirá en mi habitación de verano o invierno, da igual. Y la que tengo ahora será la de la otra temporada. En vez de cambiar la ropa, me cambiaré yo de habitación. Es una idea que tengo desde hace años y espero poder ponerla en práctica algún día.

Este año tengo un problemón. Al haber adelgazado, tengo que sacar la del año pasado y la de años anteriores y probármela toda a ver la que sirve y la que no, horror!!!!!!!

Me voy a llorar amargamente con mi hija, pensando qué fin de semana tenemos que dedicar a esta ingrata tarea.

Besitossssss

Juan Luis Sánchez dijo...

¿En serio vives con una mujer que no tira nada de ropa desde los 15 años? Pues entonces no cabréis en la casa, jajajajajaja. Pero si por otro lado tampoco paran de comprar...

En fin, eres de los míos. Me cuesta más trabajo ir a la tienda de ropa que al dentista. Un abrazo.

Liz dijo...

y a mí que me gustan estas cosas!
eso de darle una vuelta a la ropa y descubrir que realmente no tienes nada y que tendrás que ir de compras... para qué está el sábado por la tarde?

molinos dijo...

Yo odio cambiar la ropa. Quiero vivir en un sitio donde siempre sea otoño o invierno.

Acabo de ver que me tienes enlazada.

Te leo.

SONVAK dijo...

Uff... mejor no digo nada, je...

despeinada dijo...

hola Aspective vengo a dejarte mis saluditos que estes bien

Anónimo dijo...

jajajaj, muy bueno! anda que no me he reido... y es que es una verdad como un templo...


yo en vez de operacion bikini, hago operacion invierno...

en verano siempre me encoje la ropa como a ti ;)