viernes

Talco

Creo que a este no le desean feliz año, ni moja, ni siquiera le dan de cenar. Pero todavía se está partiendo de risa...







¡¡¡FELIZ 2011 PARA TODOS !!!

miércoles

No debería haber ido, pero...

Si es que no debería haber ido. Pero la corrección política, la necesidad de trabajo y el peloteo necesario para conservarlo, me hicieron acudir a una (a todas en realidad) de las varias comidas / cenas de trabajo que, bien a través de la empresa que me contrata, la que me subcontrata, o la que ha comprado a la que me contrata, tenía, tengo, para estas Navidades.

Lugar, restaurante de lujo a las afueras de Madrid, sobre el km. 12 de una autopista importante (no me pagan la publicidad, pues no la hago). Segunda planta. Es un cóctel, así que todos de pie y a joderse. Al menos, se puede fumar saltándonos todas las reglamentaciones. Hay ceniceros por todas partes y nadie protesta. Sólo alguno añora el próximo dos de enero. Que le den.

Hay que estar a la que salta para cazar algo de las bandejas. Y como las tapas son de diseño, preguntar al camarero portador "¿qué es eso?" no sea que nos vayamos a meter en la boca alguna guarrería. Y con las cosas de comer no se juega. Las bebidas, si tomas vino blanco o tinto, son abundantes. Si bebes cerveza, te puedes agarrar una buena, pero si quieres ejercer de inculto, y de no saber disfrutar de la mesa tomando coca-cola (esta publicidad es gratuíta y la pongo porque quiero) lo llevas crudo. Aparecen de vez en cuando y al sitio que he escogido no llegan.

Toreas las bandejas con pescados, mariscos y carnes crudas. Te refugias en los socorridos fritos y algunas lindezas de verduras a la no se qué con crujiente de no se cuantos. La velada es amenizada por un grupo de godspell que interpreta,o ejecuta, villancicos de siempre a un ritmo tal que hacen que si no fuera por la letra no los reconocería ni su autor. Nadie aplaude y todo el mundo sigue a su conversación y a su bandeja. Más villancicos. Luego los discursos de los jefazos todas las empresas presentes. Gratamente sorpendido compruebo que deben de tener hambre y que en cinco minutos han acabado todos. Perfecto.
Entonces comienza a sonar música que pone un tío situado al fondo a la izquierda con cascos y dos giradiscos delante de él.

¿Os he comentado que trabajo con pipiolos? El mayor de mis compañeros debe de tener 30 años. Eso supongo que debe de tener alguna ventaja, pero no la encuentro, y sí desventajas. Nuestros ejes de comunicación jamás coinciden aparte del tiempo meteorológico. Las referencias culturales son totalmente distintas. Y te hacen sentir viejo. Cuando tú piensas en el problema de la vivienda para tu hija mayor, ellos comentan los problemas que les acarrea vivir en casa de sus "viejos". Bueno, pues haciendo referencia al tipo que ponía la música, se me ocurre hacer un comentario sobre el "pinchadiscos". Caras de asombro entre mis compañeros y después de un breve silencio, carcajada general. Me corrigen y me indican que a ese tío se le llama D.J. (pronúnciese Diyéi). Vamos, como siempre, D.J.=Disk Jockey=traducido a pinchadiscos. Pero... debo de ser un inculto. En cualquier caso, debo de estar haciéndome viejo y desfasado. Al menos para su forma de ver...

Pongo, para finalizar, un texto de Mario Benedetti, titulado "Síndrome" que he copiado tal cual del blog de conxa, siempre magnífica fuente de inspiración y que creo que viene que ni pintado al caso:





Todavía tengo casi todos mis dientes

...casi todos mis cabellos y poquísimas canas

puedo hacer y deshacer el amor

trepar una escalera de dos en dos

y correr cuarenta metros detrás del ómnibus

o sea que no debería sentirme viejo

pero el grave problema es que antes

no me fijaba en estos detalles.

martes

Maravillas que descubre la ciencia

Cuanto bien nos hace y cuantas posibilidades nos abre el conocimiento...



Leo en la revista "Muy Interesante":


"En las sociedades modernas, las relaciones extramatrimoniales resultan inaceptables. Sin embargo, en muchas culturas amazónicas no sólo era habitual para una mujer tener múltiples parejas sexuales, sino que además los indígenas consideraban que, cuando la mujer quedaba embarazada, cada hombre con el que había mantenido relaciones era padre biológico parcial de su hijo, según revela un estudio que ha publicado la revista PNAS.

Este modelo de paternidad múltiple tenía varias ventajas, ya que diferentes hombres participaban en la manutención del hijo, reduciendo el riesgo de mortalidad infantil. Además, como las guerras eran tan comunes en las antiguas sociedades amazónicas, si la madre quedaba viuda siempre habría otras figuras paternas para el niño. Paralelamente, para los hombres, compartir una mujer era una forma de crear o reforzar alianzas entre ellos.

Esta costumbre empezó hace unos cinco mil años y se mantuvo en la mayoría de las sociedades de la región hasta hace un par de generaciones; probablemente aún se mantenga en 20 ó 30 comunidades que apenas tienen contacto con el exterior” ha explicado Robert Walker, investigador de la Universidad de Missouri (EE UU) y coautor del estudio."



La primera opción que se me ocurre al enterarme de esto, no creo que sea válida. He pensado que esta práctica era obligatoria para conservar la especie dado que los hombres necesitarían de una gran moral y una ayudita extra para repetir "noche" con esos especímenes de mujeres; aunque viendo la foto que ilustra el reportaje... no sé, no sé. Pero como me van a llamar machista lo desechamos y pensamos que sí, que es por el bien de los niños.

Una vez sabido esto, me parece una postura muy inteligente y adecuada. Yo, si es necesario, comparto mi mujer, voluntariamente, con quien quiera , y espero que las respectivas parejas de Angelina Jolie, Megan Fox, Jessica Alba, etc. etc. hagan lo mismo. Siempre, por supuesto, buscando el bien de la descendencia respectiva, claro está. En fin, creo que no me voy a librar de que hoy me acusen (injustamente) de machista...



Pero desde luego... ¡Que buenas cosas tiene la ciencia y que amplios campos de exploración nos abre...!

lunes

¡Que gozada!

A lo largo de las distintas entradas de este blog, ya he dejado claro que el fútbol no me gusta. Como futbolista imposible, pues mi máxima aspiración deportiva es ser campeón mundial de reposo en sofá (podría aducir que tengo los tobillos y rodillas muy jodidos de cuando jugaba de joven, etc. pero la verdad es hoy por hoy no me gusta practicar deporte). Como futbolero, espectador, aficionado o como se llame, tampoco tengo futuro. Me aburro viendo los partidos.




A pesar de esto, mi hijo pequeño, con seis años, siente, vive y piensa solo en el fútbol. No sé de donde lo ha sacado, pero es algo increíble. Su máxima aspiración es tener permanentemente una pelota en los pies: recreos, tardes, entrenamientos, partidos, fútbol a todas horas y de cualquier clase. Sobre todo practicarlo, pero tampoco le hace ascos, si no hay más remedio, a ser simplemente espectador.



Ante esta situación, como comprenderéis, los premios y castigos (o amenazas) giran siempre alrededor del fútbol. En su día le prometimos que si sacaba buenas notas, si su actitud hacia el estudio era buena y su tutora nos daba buenas referencias, ganaría, como premio “gordo” el asistir a un partido del Real Madrid (es madridista hasta la médula…) Y lo ganó.



El pasado miércoles se dieron las circunstancias idóneas. Buscaba yo, para su estreno, un partido nocturno (el campo es mucho más espectacular con la iluminación nocturna y para el niño las actividades de noches son como más valoradas), que no tuviera mucha tensión (nada de un Madrid-Barça ni nada similar, algo tranquilo) ante un rival fácil, con posibilidad de ver goles… El partido de ida de copa del rey, ante el Levante, conjuntaba todos esos requisitos y finalmente sacamos las entradas. Fuímos el peke, su madre y yo.




Por supuesto, el crío estaba como un flan antes de ir. Los nervios podían con él. Y las noticias de la radio, informando de unas anginas de CR7 y la suplencia de Di María y la ausencia de Sergio Ramos, tampoco eran muy positivas. Le intentamos prevenir contra los ruidos (trompetas, sirenas, gritos, insultos) y preparar para lo que iba a vivir.



Como siempre sucede en estos casos, la realidad te supera. Asistimos al “partido perfecto”. Jugaron casi todos los titulares, menos los lesionados o sancionados. Las localidades, caras, eran de ensueño. El peke se hizo cargo del ambiente de forma inmediata y al poco de comenzar ya estaba gritando instrucciones al equipo “¡¡Venga, fuera, ese balón fuera!!”, despotricando contra el árbitro: “Tarjeta, árbitro, ha sido tarjeta”, “¡No, hombre, no, no ha sido saque de puerta, ha sido corner!”…. ¿De dónde había sacado esas frases y esa "sabiduría futbolera? De casa no, por supuesto. También identificaba, sin necesidad de ver el número o el nombre, a todos los jugadores del equipo (y a mí me parecían todos el mismo, ¿será que necesito gafas también para lejos?) y participó de toda la animación del estadio: aplaudía, abucheaba, saltaba, hacía la ola… todo. Parecía un experto aficionado con cientos de partidos a sus espaldas.



Además, el Madrid ganó 8-0 ¡¡8-0!! Hacía 50 años que no se daba ese resultado en copa y tuvo la fortuna de que acertamos con el partido. Vio goles, vitoreó, compadreó con los vecinos de localidad, gritó hasta quedarse afónico, se emocionó...




El brillo en sus ojos es algo que nunca olvidaré. Creo que bajo ninguna circunstancia nos podría haber salido tan bien el experimento. Disfrutó como nunca, se emocionó, participó de todo (se comió el reglamentario bocata en el descanso, por supuesto) agitó su bufanda como hincha y salió encantado de la vida…



A ver como le convenzo de que no todos los partidos son así. Pero desde luego, jamás había visto a mi hijo disfrutar durante dos horas, como lo hizo ese día. Y yo fui testigo y artífice en parte. Me siento muy contento. Y mi hijo cambia cualquier otro regalo que le gustara antes del partido, por volver otra noche al Bernabeu.



Algo increíble. Veo que, a este paso, me va a terminar por gustar el fútbol. ¡¡Que remedio!! Y qué gozada de día…

miércoles

Que haya suerte...

Cuando escribo esto, hace escasos 20 minutos que ha empezado el sorteo de lotería de Navidad. El clásico. Todavía lo único que se oye son los sueños, soñados despiertos: pues si me toca yo... y cualquier versión del cuento de la lechera que os podáis imaginar.


Antes de convertirse en el día de la salud, todos tenemos el convencimiento íntimo de que no va a tocar, aunque ese mínimo cosquilleo de emoción en el estómago que sentimos al pensar "y si..."



Cuando comencé a trabajar, hace chorrocientos años, tal día como hoy siempre me vestía con mi mejor traje para estar preparado para recibir a la prensa y las TV, como ganador del gordo, y salir elegante en los medios.



Veinte años me duró esa costumbre... y nada. Ya desistí y ahora me importa poco como salir. Lo que quiero es que toque. Pero lo llevo crudo.



En primer lugar, tengo mala suerte. Pero no una mala suerte de que no me toque la lotería, no. Mala suerte en general. De hecho, algún miembro querido de mi familia, que se atreve a decirlo en voz alta, me dice que soy bastante cenizo. Pero no os preocupéis. No es contagioso. Al contrario. Si estoy yo, los demás suelen tener mejor suerte ya que la mala me la llevo yo. Hay montones de anécdotas y ejemplos, pero os ruego que os fiéis de mi palabra. Es cierto y no es exagerado.



En segundo lugar, la lotería no me puede tocar, porque dicen que la suerte sólo llama una vez a tu puerta. Y ya en su día, mi madre, estando embarazada de mi, la dejó pasar: fue a comprar su décimo de Navidad (en aquella época con un décimo del gordo te comprabas un piso, pagabas deudas y ponías un negocio, en una palabra, eras rico) a la famosa administración "Hermana de Doña Manolita" en la Puerta del Sol de Madrid. Le acompañaba mi tía, su hermana. Cuando el lotero le dio el décimo, con capricho o intuición de embarazada, decidió que ese número era muy feo y que no podía tocar. Que se lo cambiara. Pero cogió el décimo, se aprendió el número... Y por supuesto, era el que tocó.



Después de despreciarlo así, de esa forma, ¿cómo va a volver a tocar? Si a la suerte le dices que no, no vuelve.



En fin, que cuando leáis esto, ya nos estaremos consolando con la salud, que no es poco....

Hay que actualizarse

Me han llegado, en poco tiempo, varios enlaces que me redireccionaban a esta moderna versión de la natividad:

..........................................HISTÓRIA DO NATAL DIGITAL (youtube)





Está en portugés pero se entiende perfectamente y está muy bien hecha. ¡¡Si es que hay que ir con los tiempos...!!

Pues eso, ¡¡Feliz Navidad a todos!!







viernes

Sexo y Trabajo

Ahora que se acercan las fiestas navideñas con sus comidas, cenas y fiestas, copio una entrada que encontré aquí:

Largas jornadas laborales, fiestas y comidas de empresa, viajes de negocios… son situaciones que fomentan el acercamiento entre compañeros de trabajo. Las fantasías, los flirteos y las relaciones sexuales de todo tipo están a la orden del día. Eso es, al menos, lo que revelan numerosas encuestas, aunque se calcula que muchos entrevistados mienten. No obstante, es posible llegar a conclusiones curiosas.

Más de la mitad: La revista Playboy publicó un estudio realizado entre 10.000 trabajadores. El 50% de los varones reconoció haber tenido relaciones sexuales en su trabajo.

(Y
aquí: )

Pasamos ocho horas por día en el trabajo donde, como en toda jungla, machos y hembras marcan y cuidan su territorio, lucen sus mejores galas y tratan de gustar. ¿Quién no ha pensado en tener sexo con un/una compañero/a de trabajo?

Grandes, y muchas veces problemáticas, relaciones han comenzado entre escritorios, correos electrónicos y reuniones de trabajo. Algunos especialistas afirman que la incorporación de la mujeres al mercado laboral ha sido marcada por una imitación del modelo de éxito masculino, que incluye una sexualidad agresiva como muestra de poder. Así, las pasiones, romances y encuentros sexuales en el trabajo se han convertido en casi una cotidianeidad.

En el trabajo hombres y mujeres sacan a relucir sus mejores plumajes, ya sea para causar una buena imagen, ganarse la simpatía del jefe o para llegar al corazón (o a la ropa interior) del compañero que más nos atrae. Es que pasamos mucho tiempo en el trabajo, y a menudo se comparten más inquietudes, problemas y satisfacciones con quienes tenemos más cerca en ese momento.

Tantas horas en grata compañía del sexo opuesto, según el estudio Actitudes y Conductas Afectivas, realizado en España por el Centro de Investigaciones Sociológicas, dan como resultado que el 13 por ciento de la población activa conoció a su pareja en el lugar de trabajo o estudio, frente a un 9 por ciento que lo hizo en lugares de ocio. Es decir, hay más posibilidades de comenzar una relación amorosa con alguien conocido en las aulas y oficinas que en discotecas, y aunque el informe del CIS no profundiza en materia de sexo, es revelador saber que el 8 por ciento de los encuestados definió ‘relación amorosa’ como una relación corta o esporádica entre dos personas que se sienten atraídas y tienen relaciones sexuales.

El mismo informe del apunta que en el 67 por ciento de los casos la atracción surgió poco a poco, al ir conociéndose, algo habitual en los centros de trabajo, donde pasas más horas al día que en casa, frente a un modesto 22 por ciento que experimentó el tan mentado ‘flechazo’ .

Los grandes centros de trabajo, con muchos empleados, son más favorables a este tipo de relaciones. Entre los oficios más peligrosos para el sexo, el periodismo, las empresas de auditorías y de seguros, las agencias de publicidad y las multinacionales en general son los trabajos más ‘picantes’. En empresas que ocupan edificios enteros circulan de modo permanente las noticias sobre escarceos amorosos en el baño de la tercera planta o en el archivo (o en el estacionamiento).

Estudios europeos y americanos sitúan en torno al 28 por ciento el porcentaje de relaciones entre trabajadores de diferente nivel en la empresa. El informe del CIS es prudente en este aspecto, ya que sólo un 17 por ciento reconoce haber llegado a la horizontalidad mediante un salto vertical. Y casi siempre con superiores inmediatos, jefes de sección o de departamento.

Pero la erótica del poder funciona, si va acompañada por el atractivo físico, la situación económica y una diferencia de edad. Estos tres factores suman el 71 por ciento de las características que llevan a iniciar una relación esporádica, según el mismo informe. Con iguales o con jefes, el 30 por ciento de los romances de trabajo no pasa de relaciones puramente sexuales y el 65 por ciento no supera el año de duración. Pero un año da para mucho. A veces, para demasiado, porque el asunto se complica cuando entran en juego terceras personas.

En la encuesta del CIS sólo el 57 por ciento consideró imposible estar enamorada de dos personas a la vez. ¿Qué ocurre con el porcentaje que falta? Es que una cosa es lo que pensamos, lo que sostenemos como valores sociales o morales inculcados, y otra lo que hacemos.

Y la cosa se agrava si no hay equilibrio entre la situación de los contendientes. En el estudio del CIS, el 55 por ciento se pronunció por la conveniencia de mantener una relación de pareja aunque la pasión se haya evaporado.

Pero el deseo no se evapora, de modo que, lo que no encuentran en casa, lo buscan -o se topan con ello- en la calle y, sobre todo, en el trabajo. La gente vive, trabaja, se muestra y por lo general, encuentra en el entorno laboral lo que ya no tiene en su relación. De ahí el riesgo de iniciar un affaire con un compañero o compañera de trabajo, creyendo que a los dos os mueve la pasión del momento, y encontrarse luego metido en un nuevo proyecto que no buscabas.

En el caso opuesto, en el que tú eres libre y la otra parte no, el fuego inicial puede dar paso a remordimientos crecientes, en especial si la cosa se prolonga en el tiempo. Vale que tú no engañas a nadie… pero colaboras en que alguien sea engañado. Y no digas que no lo piensas, porque mañana te puede tocar a ti. ¿O ya te ha tocado? En ese caso, con el tiempo compruebas que es un pobre desquite, porque no tiene el destinatario adecuado.

Como no podía ser de otra manera, a las empresas no les agrada que sus empleados confraternicen más allá de lo esencial. Asesorías y consultorías multinacionales prohíben a sus trabajadores mantener relaciones personales; y grandes financieras y entidades bancarias recomiendan a sus empleadas no intimar con sus jefes.

Para prevenir reclamaciones sindicales, las cláusulas suelen figurar en los contratos de alta dirección de los ejecutivos, y en otros casos la medida pasa por separar físicamente a los emparejados con traslados a otra sección o sucursal. Rara vez se hace de forma explícita, porque si bien se puede prohibir y penalizar la práctica del sexo en el lugar de trabajo, el amor no se puede regular por convenio.

Lo más recomendable, si vas a tener un lío con alguien del trabajo, es tenerlo fuera del trabajo. Está bien que la mesa del jefe tiene un coeficiente de morbo muy alto, pero mejor en una cama, sin posibilidad de que te pille la señora de la limpieza en el peor (mejor) momento; y sin excusas poco convincentes.

Consejo final: si se trata de una relación meramente pasional y sexual, puedes buscarla fuera del trabajo (dónde se come, no se ensucia, dicen). Si es algo especial, adelante, pero trata que no trascienda. No hay nada como los comentarios de pasillo para que a tus jefes deje de importarle cómo haces tu trabajo y se centren en cómo haces el salto del tigre. Y desde un archivador, además de peligroso, es muy poco sensual .

Y para finalizar, unas frases sobre lo único, recopiladas del facebook:

- Mi esposa es un objeto sexual. Cada vez que le pido sexo, ella objeta.
- No hay castos; sólo hay enfermos, hipócritas, maniáticos y locos.
- Lengua: Órgano sexual que algunos degenerados usan para hablar.
- Un intelectual es la persona que ha descubierto algo mas interesante que el sexo.
- Si tu pierna izquierda fuera viernes y tu pierna derecha fuera domingo, déjame pasar un fin de semana contigo...
- Mi mujer grita tanto al hacer el amor que a veces la oigo desde el bar
- Lo más difícil de ver sexo por internet es controlar el ratón con la mano izquierda.
- Es curioso que se le denomine sexo oral a la práctica sexual en la que menos se puede hablar.
- El matrimonio es como las libretas de ahorro: de tanto meter y sacar se pierde el interés.
- La inactividad sexual es peligrosa, produce cuernos.
- El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.
- Brindemos por nuestras novias y nuestras esposas:¡que nunca se conozcan!
- ¿Es sucio el sexo?.... Solamente si se hace bien.


¡¡Ah y Feliz Navidad... en el trabajo!!