"Separación
Aprovecho hoy que estoy melancólica para ponerme seria (visto lo que ocurrió el día de "Sigue pasando", a algunos os gusto cuando sufro, sádicos que sois).
Quería hablar del vacío.
A veces eliges mal y aún así quieres bien.
Quieres bien y entonces quieres dando. Das porque es mucho más bonito dar que recibir. Das porque no sabes querer de otra manera.
A veces lo das todo y no te devuelven nada.
Quería hablar del vacío.
A veces eliges mal y aún así quieres bien.
Quieres bien y entonces quieres dando. Das porque es mucho más bonito dar que recibir. Das porque no sabes querer de otra manera.
A veces lo das todo y no te devuelven nada.
Y sigues dando porque quieres. Quieres dar y quieres a quien (te) das.
Pero al otro lado no hay respuesta y un día te levantas y no te quedan lágrimas porque no te queda nada.
Te miras al espejo y tus ojos están muertos. Buscas tu sonrisa y ha desaparecido. ¿Tu estómago? Negativo.
Te miras el ombligo y lo entiendes: donde antes tenías las tripas, el corazón y el alma sólo hay un enorme agujero negro, un gran vacío. Tiene nombre, el nombre de la persona a quien quisiste y a quien ya no puedes querer porque no tienes nada para darle.
Y, en silencio, sin lágrimas, sin nada o, mejor dicho, con esa nada que ahora eres, recoges tus cosas y te vas.
Pasarán unos días, unas semanas, unos meses y habrá gente que te irá llenando, devolviéndote lo que eres. Tu gente, claro.
Tus amigos que saben como te ríes y como haces reír, tu familia que recuerda lo que te gusta comer y lo que te hacía feliz de pequeño, tu perro que aún quiere lamerte porque a ti te gusta que te laman...
Te miras en ellos y cada día ves un poquito más de ti.
Y sigues sin mirar atrás y sin contestar sus llamadas, ni sus mails, ni sus mensajes.
Te devuelve ahora los mails que tú enviabas.
"Este amor sigue aquí", dice.
No es cierto.
No supo dar. No supo, sobre todo, recibir y ese amor murió y moriste tú durante un tiempo.
Ahora ya no.
Ahora cuando te miras al espejo, ya te ves.
(...)"
Y no se me ocurre nada interesante que añadir. Que parece que la autora hubiera hablado, en una larga charla, con alguien que conozco. Pero eso no es cierto, claro.
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Y no se me ocurre nada interesante que añadir. Que parece que la autora hubiera hablado, en una larga charla, con alguien que conozco. Pero eso no es cierto, claro.
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2 comentarios:
No tengo nada que añadir...
La verdad es que en este momento me cuesta recordar si alguna vez me he sentido así... tan así... Creo que no, que a pesar de haber sentido alguna vez que me arrancaban el corazón, aún así... siempre seguía siendo yo.
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