Los puestos de trabajo y sus títulos.

Siempre me han dicho que todos los trabajos son dignos. Y estoy de acuerdo.
Otra cosa es la imagen que dan, bien sea por aquello a lo que se dedican, o por el nombre del puesto. Un ejemplo de lo primero serían las personas que están en la cadena de reciclaje de basuras seleccionando, separando, etc. Un empleo digno, útil, honrado… pero con aroma. Y así muchos más.
De los segundos, de aquellos que necesitarían de un lavado de imagen, acabo de recibir un ejemplo por correo. Viene al final de un escrito de confirmación de una multa de tráfico, que me toca pagar, y va rubricado por “La Jefa de la Unidad de Sanciones”.
No sé, hay algo… que suena mal, como a antiguo régimen, o a la China actual. Enseguida me viene a la mente un uniforme gris con correaje cruzado de cuero negro, gorra de plato, botas altas y porra disuasoria al cinto.
Aparte los 300 eurazos, sin pérdida de puntos, que conlleva el papelito, ese título no vende. ¿Cómo explicarán sus hijos en el colegio a qué se dedica su madre? ¿Querrán los compañeros de sus hijos ir a su casa a jugar o se acojonarán del todo?
Al igual que TVE ha pagado una pasta gansa para cambiar el logotipo de sus cadenas de cuadrado a redondo con un color más vivo (lo que dan de sí nuestros impuestos, madre mía…), la Administración debería encargar, a una de esas agencias especializadas, un nuevo manual corporativo de imagen en el que los títulos reflejasen la tendencia de los tiempos actuales. Ahora que todo tiene un eufemismo a la orden, podría llamarse por ejemplo. “Receptora de donaciones no voluntarias con origen en descuidos acaecidos en el transcurso de desplazamientos sobre soporte mecánico”.
O algo así. Pagar habrá que pagar igual pero al menos dará menos miedo.
¿O no? Y por si no se ha notado, me jode pagar la dichosa multa.