lunes

El despertar. Difícil mantener la dignidad


El despertar es el momento del día que más odio. Como casi todos. Pasas de un estado de relajación y placidez total a la dura y cruda realidad, casi siempre gracias al sonido melodioso de ese aparato de tortura llamado despertador (supongo que al inventor le agradecerían su invento convenientemente) y a veces con la ayuda de esa voz amable y familiar que te susurra dulcemente al oído:
- "Venga, levántate que no llegas" casi siempre con un exceso innecesario de decibelios.
Antes de este duro trance hay, durante la noche, momentos especiales: cuando te despiertas con la urgente necesidad de ir al servicio y miras el reloj y ves que ¡sorpresa! todavía faltan tres horas. Hummm que gustito... Y qué diferencia con las veces que al abrir un ojo ves que en 10 minutos va a sonar el maldito trasto. Estaréis de acuerdo conmigo en que los últimos cinco minutos de sueño son los mejores de toda la noche. Esos que cuando pequeños decíamos "Mamá cinco minutos más, porfaaa! y que ahora, con la tecnología a nuestro lado, damos al botón que detiene momentáneamente el sonido del despertador (los sonidos que emiten estos trastos ¿los habrán inventado en tiempo de los nazis?) para que al ratito vuelva a sonar... será que nos gusta oírlo, vamos. Pero en resumen, que no renunciamos a ellos bajo ningún concepto. Ocho horas en la cama y esos cinco minutos son intocables.
Y hay formas y formas de pasarlos. Hoy ha sido un día en el que, realmente, me los podría haber ahorrado. Mi mujer se iba de viaje y tenia que coger el avión a una temprana hora. Aunque está buenísima, y es supersimpática, todavía no ha conseguido que los pilotos la esperen y es que son unos engreídos que por llevar uniforme se creen alguien. Por ello y dado que no vivimos al lado del aeropuerto precisamente, había quedado con el taxista un rato antes de que pusieran las calles y recogieran los lobos. Cuando faltaban quince minutos para la hora de su cita con el taxista, abro medio ojo y la veo tranquilamente en la cama. Recordando mis deberes maternales, la intento despertar y me contesta con algo, como siempre por su parte inteligente, pero que a mis dormidos oídos sonaba similar a "humhummhuum". Ante este argumento, que no me termina de convencer, insisto. Y entonces, sí. Perfectamente alto y claro me suelta un exabrupto que yo no sabia que las señoritas podían conocer. Apenado por el pobre taxista, pero impotente para hacer algo, me doy media vuelta pues aún faltan 20 minutos para mi hora e intento dormir. Con gran facilidad y rapidez lo consigo cuando, ¡zas! avisan las sirenas de un inminente ataque aéreo. Imitando a los gatos de los dibujos animados, de un salto me agarro con las uñas al techo. Sube a tranquilizarme mi compañera informándome de que no son los Stukas que atacan si no, de nuevo, la alarma que, recientemente instalada, se ha disparado porque el desconectarla no ha pasado a ser un hábito que domine todavía. O tal vez es que quiere estar segura de que funciona porque es la tercera vez en esta semana que comprueba que suena. Para arreglar el tema me informa que en su intento de apagarlo, con algunos lógicos nervios, pues una alarma sonando a las 6,30 de la mañana es una manera rápida de hacerte tremendamente popular entre los vecinos, ha pulsado también una tecla que pone SOS . Y con su voz más dulce te pregunta que qué pasa y que si hay forma de llamar a la central de alarmas para decirles que todo ha sido un fallito de nada. Tú, que no estás muy convencido de si estás despierto o es una pesadilla encargada por tu jefe a cambio del trabajo que no le hiciste ayer, intentas pensar con claridad y contestas con clarividencia y todo el aplomo de que eres capaz:
- "No lo sé". E intentas dormir de nuevo pues los minutos van pasando y se acerca el momento. Vuelto a medio dormir te das cuenta que el sueño ha cambiado. Y que de la segunda guerra mundial hemos pasado a una del oeste, con el séptimo de caballería cargando a toda pastilla. Como esto ya va siendo raro hasta para un sueño, intentas despertarte un poquito más y te das cuenta de que el general Custer no tiene nada que ver. Es tu chica, con los tacones nuevos y sin tapas, corriendo (porque evidentemente se le ha hecho tarde, como todos habéis adivinado) escaleras arriba, escaleras abajo, al baño, a por la maleta, y llamando a voces al perro que se debe de haber escondido, acojonado, en algún rincón secreto.
A pesar de todo, tu voluntad de dormir es superior y logras engancharte al sueño ya con el mono, y a punto de un ataque de ansiedad, cuando tu compañera te despierta para informarte de que no ha cambiado el despertador y que por tanto, no va a sonar, por lo que no debes dormirte.
Es increíble como funciona la mente humana. A esas horas y eres capaz de filosofar y plantearse cuestiones fundamentales: ¿De verdad me quiere? ¿Será mi suegra disfrazada? ¿Le habré dado patadas por la noche? En fin, le informas que en un momento de lucidez, en algún despertar anterior, ya lo habías cambiado tu y que "gracias" pero que no se preocupe y se vaya ¡ya!.
Y se va, y a ti te quedan sólo tres minutos de esos últimos cinco y decides que te rindes, que ya no merece la pena.
Te vas al baño a soltar la primera, relajada, cálida, larga y placentera meada matutina cuando a mitad de ella, el maldito despertador empieza a chillar . ¡Joder, se te había olvidado apagarlo!. Terminas acelerando como puedes, pensando en la comitiva de vecinos que va a haber en la calle para aclamarte. Y lo apagas. Bien, al fin todo tranquilo...
Te tomas el café y comienzas con el ritual del afeitado, en el baño de la planta baja que tiene triple espejo. Con las noticias del mundo de fondo en la radio, la cara llena de espuma, empiezas con la cuchilla y.... suena el timbre de la puerta. ¿A las siete menos cuarto de la mañana?. ¿Serán los vecinos al final? ¿Se le habrá olvidado algo a tu chica? Te asomas a la ventana y preguntas
¿quién es?
- "¡La Guardia Civil!
- ¡Ostras! ¿Quién?
- ¡¡La Guardia Civil!!" Y tú, que has vivido los tiempos de Franco, sientes un cosquilleo en la espalda, que no sabes bien por qué, pero te pone la piel de gallina.
Sin perder un momento vas a abrir la puerta, y cuando los tienes delante, con uniforme y coche patrulla con luces destellantes incluido, vuelves a preguntar como un gilipollas
- ¿Quién?
Y claro él, en sus trece, sin cambiar la versión:
- La Guardia Civil. ¿No ha sonado aquí la alarma?
Andá, así que al final funciona la condenada. Que contenta se va a poner mi chica cuando se lo cuente... Pero os aseguro que hay momentos en que mantener la dignidad es difícil. En mis prisas por abrir la puerta y que dejaran de gritar lo de la Guardia Civil, pues los ya famosos vecinos se iban a pensar que nos dedicábamos al tráfico de coca o algo así, yo, siempre tan desprendido y pensando en los demás...no pensé en mi. Y abrí la puerta en calzoncillos, que como he adelgazado últimamente bastante, me están como si fueran de mi padre,y sin ponerme ni unas púdicas zapatillas, con la cara llena de espuma, a medio afeitar, sin peinar, con cara de acojonao... y encima, mis maravillosos perros, encantados de verme y deseando darme los buenos días, olisqueándome cariñosos las partes pudendas, mientras yo los intentaba apartar como podía y contestar al Civil de forma coherente:
- Si, esto, si , bueno , ha sido mi mujer, que se ha marchado y ha sonado y...
En fin, la explicación no fue muy convincente, pero creo que el aspecto general, y sobre todo el cariñoso reconocimiento de mis perros les convencieron de que no era un ladrón. Y de que si sí lo era, me merecía el botín. Por original. Así que después de pedir perdón unas 15 veces, logro terminar de arreglarme y vestirme dignamente y salir de casa casi a la hora prevista.
El que hoy hubiera un atasco en la carretera por una colisión (con la Guardia Civil presente, lógicamente) y tardara el doble en llegar al trabajo, era de esperar ¿o no?
¿O me estarían esperando a mi?

Republicado
Entrada programada por vacaciones.

16 comentarios:

Esther dijo...

A mi tambien me ha pasado a veces eso de olvidarme de darle al despertador de nuevo y que se ponga a sonar justo cuando estoy en la otra punta de la casa.. jaja.

Lo de los guardias civiles tambien me ha hecho mucha gracia,creo que por las pintas dirian si es el dueño de la casa, no creo que un ladrón fuera asi por casa ajena.. jaja

besos

MATANUSKA dijo...

la verdad es que tengo un sexto sentido para despertarme a la hora que toca o que manda el despertador jajajaja, a las 7 ya estoy trabajando y a las 2 en casa cuando alguna tarde me toca ufff prefiero llegar más tarde y salir más tarde y poder dormir una siestecita aunque sea de 20 minutos.

besoss

Anónimo dijo...

Esther
Lo del despertador sonando en la otra punta me pasa a diario. Siempre creo que lo he apagado del todo y ¡zas! a despertar a todo el mundo.
Los Guardias civiles creo que se están partiendo de risa todavía. Desde luego muchas dudas no les entraron, no.

Anónimo dijo...

MATANUSKA
Yo el horario del salida del curro lo huelo bastante bien, y no me equivoco. Ahora, por las mañanas.... que desastre. He tenido épocas de tener hasta 3 despertadores y cuando dormía fuera de casa, meter el teléfono debajo de la cama para obligarme a levantarme para contestar... Soy un desastre.

Noelplebeyo dijo...

Todo lo que tenga que ocurrir, que ocurra en una mañana...supongo que la Guardia civil te sacará próximamente en esos carteles de Peligrosos...

Saludos

Mónica dijo...

A mi me pasó la primera vez que instalé la alarma, nos dieron como una especie de contraseña que teníamos que decir si es que había alguien en casa.
Nos la montaron y cuando se fueron, mi madre y yo estuvimos trasteando y, sin venir a cuento empezó a sonar y sólo escuchaba una voz que decía "ocurre algo? todo bien??" y mi madre con los nervios, sin parar de repetir la frasecita de peligro para que parase de sonar la alarma jajaja.
Al final conseguimos pararla y , a la media hora, (si, media hora, que si fuera verdad que había un ladrón en casa, ya estaríamos muertas y robadas), apareció la policia local.
Que vergüenza. Nunca más volvimos a trastear la alarma.

Besitos

Aspective dijo...

Noelplebeyo
Pues no todo ocurrió en una mañana.
Si tienes tiempo y te apetece échale un vistazo a esta entrada:
http://comeduradetarro.blogspot.com/2008/03/despus-del-cumpleaos-familiar.html
y verás que me van a poner en los carteles por peligro de matarlos de risa.

Aspective dijo...

silicongirl
Creo que eso nos ha pasado a todos al principio. A mi me llegaron a advertir (no se si sería verdad) que a partir de X alarmas falsas la policia te cobraba x dinero por acudir.
Aunque si hubiera que descontarles los retrasos... te terminaban pagando ellos a tí.

Anónimo dijo...

me ha gustado a montones jajajajaja y me ha hecho reir gracias por que lo necesitaba no inmagino ver a tus perritos dandote los buenos dias en medio de todo, gracias por tu visita y comentario un beso y buenos dias despe.

Anónimo dijo...

despe

Los perros son magníficos y demostraron que no era un extraño, pero el corte que pasas mientras te olisquean las partes pudendas y te lamen las piernas... tampoco me importaba habérmelo ahorrado.

Anónimo dijo...

Jajajaja, tiene un par de golpes geniales, lo de que tú mujer está muy buena pero no ha conseguido que los pilotos la esperen y lo de que llegue la guardia civil es genial. Será verdad y todo. No sé, en cualquier caso lo cuentas con gracia. Menos mal que lo has vuelto a publicar, ya que tu primer post me lo perdí. Un saludo.

Anónimo dijo...

Juan Luis:
Todo es absolutamente cierto. Fue una mañana totalmente subrealista, pero todo es verdad. Fue como para no creérselo

María Marín dijo...

Que "JEVI" jajajaj esas cosas que no se cree uno que le puedan pasar y van y te pasan. Lo mejor, lo de la meada mimentras suena el despertador, jajajaa, ha sido muy, muy bueno, entiendo que le haga gracia a tu mujer, yo todavía me estoy partiendo.

Besotes!

Aspective dijo...

María
Pues el intentar acelerar, darte prisa y acabar antes de despertar a todo el mundo acaba con la placidez del momento, te lo aseguro.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Jajajajajajaja, yo es que me parto contigo, jajajajajaja. Es que me lo he imaginado todo y me he tronchado, no me extraña que tu mujer se ria con este post, jajajajajajajaja.

Biquiños¡¡¡¡¡

Aspective dijo...

MoHiKaNa
ella se rie, pero la que me montó entre la alarma, la guardia civil y no dejarme dormir...
en fin esas cosas del matrimonio..